Full text: Tomo segundo (002)

> SO IO A O AO OS 
  
CAPITULO 
DONDE EL MARQUES PIDE HOSPITALIDAD A MARGARITA 
La pausa duró escasamente dos mi 
tos, No podía prolongarse más. 
El marqués fué el primero que la rom- 
bió, bien es verdad que todos miraban 
on profundo .. a aquel venerable 
'nciano. 
Don Pablo se enjugó los ojos, miró a 
largarita, que con la frente húndida 
tre las manos se hallaba arrodillada 
us pies, y dijo con profundo acento: 
No hay necesidad de que pronun- 
el nombre de tu calumniador; sé 
lén es. Si no hubieran bastado mis 
echas, me lo habrían dado a cono- 
lOcer tus últimas exclamaciones, 
Don Pablo respiró con fuerza. 
Cía que faltaba aire a sus pulmones. 
Soy impotente para vengarte, hija 
Mía—añadió—; porque yo no debo he- 
la carne de mi carne, ni derramar 
sangre de mi sangre. 
argarita se estremeció. 
—Pero no importa—prosiguió de mar- 
s—; lo que los hombres no castigan, 
castiga Dios; toda criatura lleva den- 
de sí el juez incorruptible que juzga 
acciones, y espera las horas de la 
he, las del silencio, las de la sole- 
d, para arrojarle al rostro sus malas 
nes; este juez se llama la concien- 
a. ¡Dichosos. aquellos que no oyen nun- 
aterradora voz! Un sabio, un filó- 
Sofo ha dicho que toda criatura humana 
a consigo misma el acusador y el 
tusado. Tranquilízate, pues, hija mía, 
1 que la inocencia triunfa siempre de 
098 rudos embates de la malicia, la en- 
dia y la perversidad. 
marqués volvió a 'dotañersa. Se sen-. 
atigado, y era que sufría mucho. en: 
hi los instantes. 
D pués continuó: 
:l infame onliimidios. dice que. tú y 
cuidas, me mimas, me finges cari- 
» Bl eres mi Merida: ys sufres mis 0 
Pp are- ) 
impertinencias, sin otro objeto que el 
de que yo te deje una parte de mi for- 
tuna. Pues bien: esa calumnia caerá 
pronto por su base, y tú podrás demos- 
trar al mundo que me amas sin interés, 
y sólo por pura grandeza de alma, por 
elevación de' pensamientos, 
Y el marqués, levantando a la joven 
y cogiéndola una mano, añadió, mirán- 
dola con fijeza: 
—Margarita: yo, el noble marqués de 
Malí, que aunque aparezco inmensa- 
mente rico ante los ojos de la sociedad, 
no tengo absolutamente nada; yo, que; 
soy mucho más pobre que tú, pues Ca- 
rezco de juventud y de fuerza para ga- 
narme el sustento con: mi trabajo; yÓ, 
que nada poseo, pues toda la fortuna 
que parece mía es de mi yerno el con- 
de de San Marino, vengo a pedirte que 
+ nie recojas en tu casa por el amor de 
- Dios. 
: Margarita exhaló un grito desde el 
fondo de su alma. 
exclamó. 
 — SÍ, hija. mía, sil ¡Pobre, como el 
viejo desvalido que desde el quicio os- 
curo de una puerta tiende avergonzado 
la mano a los transeúntes durante las 
horas de la noche. Nada tengo, nada po- 
seo; vivo hace diecisiete años de la li- 
_mosna que me pasa el conde de San Ma- 
-rino, porque soy el padre de su mujer, 
Yo vengo a pedirte un rincón en tu mo- 
-desto hogar, un sitio en tu sobria y po- 
bre mesa; y los calumniadores, al saber - 
que tú me mantienes, que trabajas para 
que este inútil viejo. tenga un pedazo de 
pan que llevarse a la boca, confesarán 
- que admiran tu virtud y tu abnegación, 
-y que una joven tan hermosa no man= 
tiene a un amante de ochenta años cuan. 
do este amante se halla arruinado. 
—Ah! ¡Bendito 5038, Dion míol—escla- 
Si 
——¡Usted! ¡Usted pobre,, padre míol= ' 
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.