Full text: ¿Culpable?

240 w. LE QUEUX 
quiera estación de Italia pasándole in- 
advertido á la policía. 
En tal estado de cosas llegamos al 
Carnaval. Las vastas llanuras del Pia- 
monte estaban cubiertas de hielo. 
Cierta noche salí del teatro en direc- 
ción á mi casa; recorrí el largo paseo 
del Corso Vittoria, y de pronto me es- 
tremecí al oir pronunciar mi nombre. 
Volvíme, y con gran sorpresa mía, ví á 
Paolina que, .acercándoseme, me cogió 
del brazo. 
En pocas palabras explicó que el 
viejo Giovanni de mi villa de Floren- 
cia la había enterado de que me encon- 
traba en Turín. Vino, pues, allí en mi 
busca. - 
—Desde que nos separamos en Siena, 
he vivido en Pistoia—me explicó mien- 
tras paseábamos lentamente. 
¡Ah! Al dejarle á usted pasé dos días 
y vagando por las montañas. No 
lo olvidaré jamás. Indudablemente 
hubiera muerto de hambre y de cansan- 
cio, si una vieja contadina no me hu- 
biese albergado en su cabaña, ocultán- 
dome durante tres días, hasta que me 
encontré bastante fuerte para irme á. 
pie 4 Arezzo. Después fuí á Florencia 
- y á Pistoia, donde Margherita, que fué 
un día doncella de mi casa, se había 
- casado con un panadero. Ella y su es- 
- poso me ofrecieron hospitalidad y acep- 
 
	        
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