¿OULPABLE?. 261
_certada, apoderándose de mí un miedo
cerval de todo, para todo. Temí, Jorge,
que si un día llegábais á encontraros
te hablaría de Vernet, y me creerías
su cómplice. He aquí por que, necesi-
tando quien me prestara su auxilio, me
confié á Mister Alderson. Cambiamos al- .
gunas cartas en secreto, y se ofreció ge-
nerosamente á secundarme. Por indi-
cación mía buscó, pues, á Mr. Ingram y -
le descubrió.
Cierta mañana que me paseaba en
bicicleta, ví sentado á la ventana de
un figón, en una aldea vecina, 4 un
hombre que, sin duda, era italiano; no
- podía equivocarme. Al medio día, Valio
y Perelli vinieron á las Granjas á fin
de entregarme furtivamente un papel.
en el cual habían escrito unas pala-
bras. Me citaban para la noche siguien-
te, en el cruce de las dos carreteras de
Crougthon. Entonces mandé un tele-
grama á Mister Alderson, 4 Londres,
para que me acompañase á dicha cita,
pues la verdad es que no me inspiraban
mucha confianza aquellos individuos.
Ala una de la mañana salí de la casa
E - deslizándome por la ventana de la co-
-cina. Y los encontré en el lugar indica-
do. Los dos italianos me dijeron que el
enemigo que me amenazaba era el com-
patriota en quien me fijé la víspera.
Urdía, según dijeron, propósitos cri-