- EL GUARDIAN DE LA ACOLADA 109.
- antiguo amigo y condiscípulo de Roberto—; hace
un gran día de pesca. Pero ¿cómo es que no
traes contigo la pócima ? Yo creí haberte oído
decir que... i
Roberto descubrióse y se mesó los grises ca-
bellos. E
—A decirte verdad, un entablado y presun-
.tuoso viejo perteneciente a la familia es el cul-
-—pable de que no la haya traído. Reconozco
que tuvo razón. No sé cómo averiguó lo que
yo tramaba, aunque la había. ocultado en el sub-
terráneo del Banco y pude sacarla a media no-
- che. Reconozco que yo me he entregado a ella ;
algo. más de lo permitido a un caballero, y me
convenció con argumentos que me llegaron 2 lo :
vivo. Voy a dejar de beber—continuó Rober-
- to—; he llegado a la conclusión de que un hom-
- "bre no puede sostener ese vicio y seguir siendo
lo que debe ser: un hombre sin temor, íntegro
y sin. reproche. Eso. es lo ms me ue el viejo >
- Bushrod. |
| —Tengo que EN a juez, pea E
vo, mientras subía al coche—que el don
del viejo no puede rebatirse. :
Sn embargo—interrumpió Roberto lanzan-
do un suspiro—, ¡había en el saco de viaje dos
- cuartillos. del más rico. «Bourbon, el delicioso .
- aguardiente con que sicipts te has humedecido a
E los labios!