-MAURICE LEBLANC
—¿Para cuándo se Fs, el contrato de venta ¿dijo
| E ¿ Y el matrimonio, cuándo?
—Para dentro de tres o cuatro semanas. |
D'Enneris hubiera experimentado una verdadera
“satisfacción en coger por el cuello a aquel intruso que
se adentraba ' en la vida según su capricho, y en con-
tra de su voluntad. Pero vió que Arlette se había les
| vantado y se presentaba pálida aún y febril, pero ani- a
- mosa sin embargo. (de
—Vámonos—dijo—. "No quiero permanecer aquí
- más tiempo y no quiero tampoco sáber lo que' ha pa- E
i sado ni que mamá lo sepa. Más tarde. me lo con- pea
tarán. |
—Sí, más tarde—dijo D Enneris—. Pero entretanto ay
es necesario que la defendamos contra los ataques me- AS
- Jor que lo hemos hecho. Y para esto sólo hay un me-
dio : que nos pongamos de acuerdo el señor F agerault- :
y yo: ¿Acepta, señor? Si nos entendemos, ba A
. está. fuera de peligro. | |
- —Ciertamente—exclamó. Fagerault—, y esté. dsg e
ro que por mi parte no estoy muy lejos de la verdad.
Entre los dos la descubriremos - por entero. Le
diré cuanto. sé, le usted no me ocultará nada de lo que Man
pa |
- —Nada..
_D Enneris le alargó la mano espontáneamente | y el y
: otro respondió con un gesto no menos caluroso. (NE
e na latas, e he Tenia: mal, rie Y Enneris—. -