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rostro del inspector Bechoux, que delata en una ha-
-—bitación del piso bajo, a manera de sala de espera.
—Veo—dijo Juan—que el teniente Bechoux está en
su puesto. ¿Siempre a la busca de los diamantes?
—Siempre, señor. He oído decir que habrá nove- |
«dades dentro de poco. El inspector ha apostado tres
hombres. ER nd |
Juan se alegró. Tres buenos mozos, elegidos entre
los más vigorosos...; todo un cuerpo” de guardia...
¡ Qué suerte | Tales precauciones daban eficacia a las -
suyas. Sin representantes de la lia su plan se: e
| saga | |
! - Subió los seis peldaitos de la Elis y después les
escalera. Se encontraban reunidos en el salón el con-
de y su hermana, Arlette, F agerault y Van Houben, y
que había. ido igualmente a despedirse de ellos. La
e atmósfera era tranquila cd todos tenían el aspecto de
sd comprenderse tan bien que D'Enneris tuvo una ligera :
A indecisión al pensar que iban a bastar dos o. tres mi- A
-nutos para. perturbar aquella. reunión tan serena.
? -Gilberta de Melámare le. acogió con afabilidad. El |
Pe conde le tendió alegremente la mano, Arlette, que ha- a
-blaba separada, fué hacia. él, muy contenta por verle. E
Decididamente, ninguna de aquellas tres personas co- ze
-nocían las noticias de última hora, no habían leído. el !
E - periódico de la tarde que tenía en el bolsillo y no 808-
ad pechaban la acusación lanzada contra e y el duelo
e sos se 'e preparaba. id
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