- MAURICE: LE BLANC
A ls de. En y suma : ¿qué es lo que usted. desea,
] señor cura? E a
—Una explicación e me tranquilice.
eo de no tenerla ? | )
: De no tenerla, me dirigiré a la justicia, como era
mi deber hacerlo desde el primer momento. Si este
e hombre no es culpable, no tenemos derecho a retener
E de, y yo. insisto que los dientes de oro de mi. agresor
de estaban a la izquierda.
] —¡A la derecha !
o —¡A la izquierda I— insistió.
E y Ni a la izquierda ni a la ácia iepnó Bar-
ES _ hett, que se divertía de lo lindo—. Señor cura, maña-
de a las nueve, le entregaré aquí mismo el culpable,
ye mismo. le dirá dónde están los objetos robados.
: Usted ; pasará. la noche en este sillón ; ; el barón, « en este
) otro, y el señor Vernisson, en éste, bien atado. A las
ocho y tres cuartos me despertaré, Bechoux. Tenme
a preparado. pan tostado, chocolate, huevos pasados por
Al atardecer de tel dla se vió a Belga un poco
por todas partes, Se le vió. examinando. una por una
) todas las sepulturas del cementerio, registrando el dor-
- mitorio del cura, en el. correo, telefoneando y en la
| posada de Hipólito, donde cenó en compañía del po-
E sadero, Por último e visto en la « Carretera. y en os
) Noe negre hasta las dos de la madrugada E b