Full text: La mano sangrienta

  
  
di ABD. 0 OA T 
bajo el tacón de su bota de conquista- 
dor... 
Carot balbuceó 
—¡Es el destino de un César lo que 
predices! 
La vieja se levantó, clavó su mirada 
de fuego sobre los ojos de Ca:ot, y dijo: 
e ul Cánle teño el perfil; de un 
César tendrá el poder. 
—En este instante, ¿en dónde está 
—En un lugar oscuro; tal vez en la 
cárcel. 
¡Es éll—dijo Carot, con voz aho- 
as 
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—Pero saldrá de allí, gracias a ti; y 
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le conduc irás a su primi an vic 
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todo cuanto puedo leer 
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Carot quedó silencioso unos instantes, 
se levantó, dió una moneda 
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que se prosterno ante 
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a la plaza de Marat. Allí preguntó por 
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la calle de los Viejos 
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la vieja, 
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