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bajo el tacón de su bota de conquista-
dor...
Carot balbuceó
—¡Es el destino de un César lo que
predices!
La vieja se levantó, clavó su mirada
de fuego sobre los ojos de Ca:ot, y dijo:
e ul Cánle teño el perfil; de un
César tendrá el poder.
—En este instante, ¿en dónde está
—En un lugar oscuro; tal vez en la
cárcel.
¡Es éll—dijo Carot, con voz aho-
as
.
ds.
—Pero saldrá de allí, gracias a ti; y
-
Á AS E A B E L
le conduc irás a su primi an vic
Oy
todo cuanto puedo leer
sada...
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Carot quedó silencioso unos instantes,
se levantó, dió una moneda
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que se prosterno ante
,
to salió a la calle... Cab:
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a la plaza de Marat. Allí preguntó por
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Arqu eros, en donas
Y
la calle de los Viejos
estaba la tabema en la que
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yajo,
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la vieja,
paso len-
se dirigió
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ac ompañado de y Sale y de Andrea.
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no ha pr entido, podré
usño de gloria.
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pues,
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A
esa vieja
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