ARTURO CONAN=DOYLR
meses en el hospital, al cabo de los cuales salí co
una pierna de menos, esta muleta y libre para €
servicio de las armas, como inválido primero, é in.
útil después.
-Mi vida no podía ofrecerme más desconsolado
- horizonte. A los veinte años sin poder hacer nada;
la casualidad hizo que mejorase mi fortuna. Un
plantador de índigo, llamado Abel White, necesita-.
ba uno que le repr esentara é hiciera trabajar á á lo :
hombres puestos á su servicio; me recomendaro
por mediaciún del coronel del regimiento, amig0
del colono, que se interesaba muchisimo por mí
desde que tuve la desgracia de perder la pierna
Tenía que recorrer á caballo las plantaciones y toz.
mar notas de los que descuidaran el trabajo. Como
tenía aún media pierna podía sostenerme perfectas
mente sobre la silla. Me pagaban espléndidamente»
me daban confortable alojamiento, y con tales C0,
=modidades creía pasar el resto de mi vida entré
; plantaciones de índigo. Mi amo era amabilísimO
- para conmigo y muy frecuentemente venía á Mi
choza á fumarse una pipa en mi compañía; por afini-
E dades de raza, y en aquellas lejanas tierras, parecía
| que nos buscábamos el uno al otro para comunicar”
nos nuestras impresiones.
Mi suerte no fué muy duradera. Un día, y sin
preparación alguna, estalló la revolución. La víspes
ra, la India entera y los condados de Gurrey y d0
Kent estaban en perfecta tranquilidad; á la mañana
siguiente se alzaron doscientos mil negros semejan-