EL CAPITÁN DE LA ESTRELLA POLAR lod
casa situada en una callejuela y cuyo precio estaba
al alcance de su modesta bolsa de trabajador, y allí
había transportado las' dos maletas que constituían
toda su fortuna. Después de haberse instalado trató
de cambiar su hospedaje, pues la patrona y sus hués-
pedes no le acababan de agradar; pero como la dili-
gencia para Montreal salía dos días después, decidió.
resignarse ya que esta contrariedad había de ser de
corta duración. Escribió, pues, su llegada ¿4 Mary y
pasó aquellos días viendo la. ciudad, rogrosando á su
casa bastante entrada la noche.
Desgraciadamente aquella casa á la que había sido
conducido por un gancho del muelle gozaba de una
perversa reputación, y el joven obrero, á pesar de en-
contrarse en mala compañía, no había osado dejar el
alquiler de pronto. Así, que se contentó con ausentar-
se los días enteros para encontrarse lo menos posible
con los demás huéspedes y no tenerles que dirigir la
palabra. :
Pero, por algunas rt que se 16 escaparon, la
patrona comprendió bien pronto que no era del país.
y que no tenía ni amigos ni persona alguna que se
interesase por él, en el caso de que le ocurriese does
desgracia. :
me casa, como hemos dicho, estaba muy mal afa-
mada ; allí narcotizaban á los marineros no sólo para
robarlos sino para reclutar entre ellos tripulación. para
algunos buques. Se les transportaba 4 bordo comple-
tamente narcotizados y no les despertaban sino cuan-
do estaban lejos de la ciudad, en el río San Lorenzo.
Este oficio había hecho patas en la cloroformiza-
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