Full text: El crimen y el criminal

  
  
  
  
  
  
EL CRIMEN Y EL CRIMINAL 83 
preferible el silencio; conozco bien á Chirpy : proba- 
blemente ha hecho la misma petición á media docena 
de amigos. 
Y así leyendo y releyendo las cartas aquéllas, sola- 
mente encontré dos dignas de ser tomadas en conside- 
ración. 
En una de ellas no se leían más que estas palabras, 
sin fecha ni firma : 
«Compre usted Boomjopts». 
La coloqué á un lado, con ánimo de ir á la City tan 
pronto me fuese posible. 
La otra era de Haselton Jardine, y decía así : 
«Jardines de Sloane». 
«Querido Townsend : Si está usted en la ciudad, y 
»recibe á tiempo esta carta, venga mañana, lunes, á 
»comer en famille, siempre que sus ocupaciones se lo 
»consientan. Solamente Dora. Tengo algo que desearía 
»decir á usted.» 
| . «De usted affmo.» 
a e 
Había yo decidido ir el viernes á Cockington con el 
fin de saludarles, pero aquella gente modificó todo mi 
plan. Escribí unas cuantas líneas aceptando la invita- 
ción, é hice que las. llevara inmediatamente Burton. 
Durante el día pensé cien veces en lo que anuncia- 
ba aquella carta, y no hice otra cosa que preguntarme 
qué sorpresa me estaría reservada en aquella entre- 
vista con Haselton, saboreando de antemano las deli- 
cias de ver á Dora, y conversar con ella á solas, tal vez, 
un buen rato. 
Para matar el tiempo me > puse á hojear los periódi- 
cos, y por ellos supe que el padre de Dora actuaba de 
defensor en el escandaloso pleito de los brillantes, sos- 
tenido por la señora Potter Segundi contra la señora 
Lucrecia Jenkyns, en cuya vista, según supe después, 
la señora P. $. estuvo más descarada que un granade- 
 
	        
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