- EL CRIMÉN DEL CASTILLO
so, Al encontrarse en presencia de una
Causa célebre, cuya llegada esperaba
- desde el principio de su carr era, no iba
ahora á perder el tiempo porque una
A mujer celosa tuviera prisa en pedirle
cuenta de sus actos.
-— Siguió, pues, andando, hasta llegar
- d una droguería, y antes de entrar en
ella distinguió á su visitante, que su-
_bía- 4 un coche de alquiler delante del
: hotel del Cisne.
-—Gracias, Shapcott, no vengo á bus-
car el jarabe de antracita para la se-
: fora Portman—ijo, respondiendo á la
- pregunta de un hombre grueso, que le
- salió al encuentro desde el mostrador.
_—Hoy se trata de un análisis oficial
que conviene guardar por ahora muy
secreto. ¿Conoce usted los venenos?
el. olor, y sin duda los conocería de-
-masiado . silos tomase—repuso bro-
- meando el droguero. «—¿Qué ha ocurri-
do? ¿Hay alguien que no sintiendo
simpatías - por el gato de su vecino, lo
haya hecho pasar á mejor vida?
- El inspector se mostró ofendido. Irle
_ con chanzas en aquel supremo momen-
to de su carrera, le tea casi un sa-
crilegio. )
—Es mucho más , grave de lo que us-
ted imagina—replicó en tono severo.—
- Aquí tiene usted la substancia que se
ha de analizar; hágame el favor de
: examinarla en el laboratorio.
Mientras el droguero cumplía el en-
"cargo, el señor Porbman salió á la puer-
ta de la tienda y miró á la calle. Ya no
_ Be vela el coche de alquiler tomado por
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Ana Watson, y como para seguir el
camino de Gwynant debía pasar por
delante de su casa, el inspector respi-
ró con desahogo, pensando que su es-
posa ya habría dejado su puesto: de ob- :
servación en la ventana. :
El señor Shapcott no tardó mucho
rato en volver del laboratorio.
—Ya puede usted preparar las es.
posas—dijo al entrar con la botella en
la mano.—Este líquido es extracto de
estrofanto, un producto vegetal terri-
ble. Con lo que queda basta para matar
á diez hombres. Es la substancia con
la cual emponzoñan sus flechas los in-
dios de la América del Sur.
—Gracias—contestó el inspector con
la mayor indiferencia posible. — ¿Su-
y | sn _. pongo que además se debe usar á veces
:—No mucho. A veces los adivino por: SE |
como medicamento? e
—Desde hace algunos años se sue-
le recetar con frecuencia.
_—¿Para qué enfermedades ? |
—Principalmente para la distensión
valvular del corazón. :
—Le agradezco mucho el favor, |
Shapcott—repuso el inspector, — y le
ruego no hable á nadie de m1 visita.
Creo que en todo esto no hay sino una
mera coincidencia ; pero mi deber es
no dejar pasar nada inadvertido.
Con todo, cuando se volvió hacia su.
casa, apenas podía ocultar su regocijo
- por el triunfo que entreveía. Acabó de pa
tomar el te, y sin detenerse un fhomen-
to á dar explicaciones á su esposa, to-
mó el tren para Bodmin, ciudad dondo *
residía el jefe de policía del condado.