Full text: El pirata

EL PIRATA 
cia que esta visita ejercía en sd esplri- 
tu abatido de la enferma. Resolvió, en 
fin, bablar particularmente a-su padre 
acerca del asunto en' la [primera oca- 
«sión que tuviera durante el viaje, y re- 
-ferirle todos los pormenores de su en- 
-—trevista nocturna con Norna, a cuya 
entrevista atribuía, principalmente, el 
estado de postración en que se encon- 
traba Minna. Entonces su padre juz- 
garía mejor por sí mismo si debería O 
no persistir en visitar a una mujer tan 
-— singular, y exponer a su hija al golpe 
fatal que su presencia podría causarle. 
- Mientras Brenda formaba este pro- 
_Pósito, Magnus, sacudiendo con una, 
- mano las migajas que habían caido so- 
_bre su galoneada chaqueta, y tomando 
con la otra un vaso de agua y aguar- 
diente, bebió por el resultado feliz del 
viaje, y ordenó que se prosiguiera la. 
marcha. En tanto que se ensillaban los 
- caballos, Brenda dió a entender a su 
- padre que deseaba hablarle reservada- 
mente, lo que sorprendió no poco al 
_udaller, quien, aunque era callado co- 
mo un Muerto, respecto a las cosas que 
consideraba secretos de importancia, 
taba tan distante de acomodarse al 
misterio, que hablaba de todos sus ne- 
z gocios en familia; y hasta delante de 
sus criados. Pero su sorpresa subió de 
punto cuando, habiéndose quedado de 
propósito un poco atrás con Brenda du- 
a marcha, enteróse de la visita 
“nocturna de Norna en Burgh-Westra 
y. del relato que había hecho a sus ate- 
morizadas hijas. Mientras hablaba 
a Brenda, sólo profirió algunas interjec- 
A luego, al ona aquélla, 
á Bsteboiót lanzando mil maldiciones a 
la loca de su prima por haber ido a 
ntar a sus hijas tan horrible historia. 
—Siempre se ha dicho—agregó Mag- 
Dus—, que con toda su ciencia y cono- 
ientos de las estaciones, está rema- 
had | menie Pre y pa las eii del 
Na 
santo mártir mi patrón ! que empiezo a 
creerlo. Ahora me encuentro come 
quien no sabe gobernar su barco y ha 
perdido la brújula. Si hubiera sabido 
todo esto antes de ponernos en viaje, 
nos hubiéramos quedado en Burgh- 
Westra ; pero puesto que estamos tam 
adelantados y Norna nos espera... 
—¡ Nos espera, mi querido padre! 
¿Cómo puede ser eso? 
—No sé nada ; pero, como ella cono- 
ce de qué lado ce soplar el viento, 
tampoco debe ignorar dónde nos pro- 
RES ir. Es menester no incomo- 
darla. Quizá nos ha jugado esta mala 
acción, porque-el otro día ambos nos 
encastillamos con respecto a ese joven 
Mordaunt Mertoun; y siendo asi, ella 
podrá: remediarlo todo, y lo remediará, 
o si no me dirá por qué; pero es nece- 
sario adoptar temperamentos de dul- 
ZUra. 
Viendo que su padre no desistía de 
la visita proyectada, Brenda trató de 
averiguar si lo que Norna les había 
contado tenía algún fundamento. Mag- 
hus suspiró profundamente, moviendo 
la cabeza, y le dijo, en pocas palabras, 
que su intriga con un extranjero y la 
muerte de su padre, de la que había 
sido la causa ocasional, aunque en abso- 
luto inocente, eran ciertas, pero que ja- 
más había vuelto a tener noticias de su 
hijo. vie 
—¡ Su hijo! — exclamó Brénde* ¿— 
no nos ha dicho de él nada, 
—Entonces, quisiera que mi lengua 
se hubiese paralizado antes de hablar 
de este asunto. Ahora veo que es tan 
difícil a un hombre, cualquiera que sea 
su edad, ocultar un secreto a las muje- 
res, como a una anguila el escaparse 
del nudo corredizo de una crin. Cuando 
el pescador consigue mee alrede- 
dor del cuerpo, la anguila ha de saltar 
fuera del agua. 
-—Pero ese niño, padre mío — insis- 
  
 
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.