Full text: El pirata

  
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vuelve tan quimerista que : no es posi- 
ble permanecer a su lado tranquilo. 
No habréis olvidado que estuvo a pun- 
_to de estrellar esta embarcación sobre 
la. maldita roca llamada el Caballo de 
Capinsha, y sólo por terquedad ; y que, 
en otra ocasión, creyendo que hacía 
fia gracia, descargó, mientras está- 
bamos en consejo, su pistola por deba- 
jo de la mesa y E una pierna al 
vobre Jenkins. 
.—Nada ha perdido Jenkins el 
mó el carpintero—, porque le corté la 
E pierna con mi sierra tam pronto y bien 
como el mejor cirujano ; le cautericé la 
herida con mi hacha enrojecida al fue- 
go, y le construi una pierna de made- 
ra que le presta el mismo servicio que 
la que perdió. 
—Sols un hombre muy habilidoso— 
repuso el contramaestre—, endiabla- 
damente habilidoso, pero no me agra- 
daría mucho que empleaseis vuestra 
- hacha y vuestra sierra para amputarme 
ninguno de mis remos; es preferible 
que empleéis esas herramientas en lo 
necesario para el buque. Mas no se tra- 
ta de eso ahora, sino de saber si hemos 
de separarnos del capitán Cleveland, 
que sirve lo mismo para aconsejar que 
para obrar. Esto equivaldría a tirar el 
piloto al mar, cuando el viento empuja 
al navío hacia la costa. Además, no es 
un rasgo propio de marino el abando- 
nar a sus camaradas después de ha- 
¿berlo buscado y aguardado tanto tiem- 
po, que hemos agotado las provisiones. 
No podemos darnos a la vela si los ha- 
bitantes de Kirkwall no nos ayudan a 
 abastecernos, y continuando aquí, nos 
exponemos a tener encima a la fraga 
ta Alción, que se encuentra a la altura 
de Peterborough. Creo, por consi- 
| > guiente, que el capitán Cleveland es el 
único que puede libertar nuestros gar- 
gueros, amenazados de un nudo corre- 
-dizo, pues se sabrá -insinuar con las 
gentes. del país, les hará buenas pro- 
WALTER. SCOTT E 
mesas, y, si es preciso, 1 enseñará los 
dientes, a , 
—¿ Y qué pretendéis hacer del valien- : 
te capitán Goffe?—preguntó un viejo - 
pirata, tuerto—. Sé perfectamente | 
que es muy caprichoso y yo mismo lo 
he experimentado; pero nadie le exce- 
de en valor, y esto lo sostendré mien= 
tras me quede la otra linterna ia ES 
ver. | 
—Dejadme concluir — replicó Ed 7 
kims—. Propongo que Cleveland ten- 
ga el mando desde la una de la tarde 
hasta las cinco de la mañana, pues. du- 
rante ese tiempo Gofíe es ea 
borracho. á 
Goffe apresuróse a ga testimonio 
de la verdad de la acusación, mascu- A 
llando algunas palabras inarticuladas, 
y amenazando con una protelas a e. E 
kins. E 
—¿Lo estáis viendo ?—exclamó De- 2% 
rrick—, ¿Qué habéis de esperar de un 
hombre que, hasta en un consejo, se 
emborracha, como el último de los ma- 
rineros ? Be 
—Sií — agregó Bunce—, completa- 
mente borracho, y eso enfrente del. 
enemigo, la tormenta y el senado. ] 
—De todos modos — prosiguió Deo 
rrik—, no puede haber dos capitanes 
en un día, porque el barco no marcha- 
ría bien, Que turnen por semanas 2d | 
que empiece Cleveland. ES 
—Aquí hay gentes tan dignas hs . 
él—dijo Hawkins—; por lo demás, na- 
da tengo que oponer contra el capitán 
Cleveland ; y creo, por lo contrario, 
que es capaz de darnos un golpe de ma- ) 
no mejor que otro cualquiera. ! 
—S81, si—exclamó Bunce—, y 
.empeñará mejor su oficio que su b 
cho predecesor para meter el resuello a 
los canallas de Kirkwall. Por consi- 
guiente, ¡Viva el capitán Cleveland 1 
—Despacio, señores-—repuso -Cleve- 
land, que no había intervenido hasta 
entonces en la discusión— ; , confio 
 
	        
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