Full text: El pirata

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os hubiera encontrado en el valle de 
- Eddera-Chillis, en donde _sir Worry 
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nos zurró tan de lo lindo... 
—S$Sir Worry — contestó Triptolemo 
—combatía por vos como lo prueba el 
haber sido hecho prisionero con Mont- 
rose y degollado. 
El preboste, apareciendo de pronto, 
puso término a aquella conversación. 
—Hemos decidido, capitán—dijo—, 
que vuestro buque vaya a la rada de 
Stromness o de Scalpa-Flow para ha- 
cer sus provisiones y que terminen los 
altercados entre vuestra tripulación y 
los habitantes de la villa. Y, puesto 
que vos deseáis permanecer en Kirk- 
wall para ver la feria, enviaremos a 
bordo de vuestro buque a un hombre 
respetable que aconseje a vuestras gen- 
tes cómo han de doblar el promonto- 
rio y ganar la rada de Stromness, te- 
- hiendo en cuenta que la navegación en 
estos sitios es muy arriesgada. 
—Me parece muy bien, señor pre- 
boste — contestó el pirata—. Habláis 
como un magistrado pacífico y juicio- 
So. ¿Y quién es la persona de respe- 
to que honrará mi buque con su pre- 
sencia mientras yo esté ausente ? 
—Como aquí todos tenemos muchas 
'ocupaciones, hemos resuelto y decreta- 
do que el digno señor de Triptolemo 
¡Yellowley, administrador del lord 
chambelán de estas islas, os > mera 
- el honor de acompañaros... 
—¡ Yo! — exclamó Triptolemo con 
extraordinario asombro—. Mis nego- 
cios están en tierra firme. 
—Estos señores tienen necesidad de 
un piloto—le dijo el preboste en voz 
baja—, y tenemos el deber de darles 
uno, 
—¡Bah! — repuso Triptolemo—. 
¿Cómo podría servirles de piloto, si jar 
más he tocado un timón ? 
—¡ Silencio, silencio !—apresuróse a 
doi el preboste—. Si oyesen, per- 
derlais en ieenjda la consideración que 
5 á 2. ds tn 
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O WALTER SCOTT 
merecéis. Aquí no respetamos a un 
hombre que no sabe gobernar un bu- 
que y maniobrar con él. Os acompaña- 
rá el viejo Pate-Sinclair, y sólo os ocu- 
paréis en comer, beber y divertiros. 
—¡ Beber y comer! No tengo apeti- 
to más que cuando estoy en tierra. El 
mar me perjudica horriblemente. 
— Callad ! ! — insistió el preboste—, 
¿Pretendéis desacreditaros? El repre- 
sentante del poderoso lord chambelán 
de las Orcades y las islas de Shétland 
está incapacitado para decir 20 el mar 
le perjudica, 
—Necesitamos concluir cuanto antes 
— intervino Cleveland—, porque debía- 
mos ya haber levado anclas. Señor Ye- 
llowley, ¿consentís en honrar mi bu- 
que con vuestra presencia ? : 
—Seguramente, Capitán — respon- 
dió tartamudeando Triptolemo—; me 
honrará mucho vuestra compañía ; pe- 
Os 
—No hay pero que valga — inte. 
rrumpió el preboste—. No admitimos 
ninguna objeción, 
—¡ Ni una sola objeción |— insistió Es 
el tosor ero. : 
—¡ Ni una sola, !—repitieron en coro 
los cuatro bailes y quince consejeros. 
Asombrado y confundido, fuéle im= 
posible a Yellowley el rehusar el papel y 
de Curtius de Kirkwall, y Cleveland 
apresuróse a confiarlo a los piratas que 
le habían servido de escolta, encar- 
gándoles que le tratasen con respeto. 
Goffe y sus compañeros se dispusieron 
a partir, llevándole con ellos entre 
aplausos de toda la asamblea. Al salir 
de la estancia, dióse cuenta Triptole- 
mo de que Cleveland no le acompaña- 
ba y, asustado, retrocedió desde a 
puerta diciendo : PES 
—Señor preboste, capitán, bailes, e 
tesorero, consejeros, oídme; si el se- 
ñor Cleveland no se encuentra a borda 
para protegerme, no iré como no me . A 
lleven atado con Correas, | 
  
  
 
	        
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