EL PIRATA | 247
—¿Y quién os ha dado estas noti-
cias? ;
He hecho una excursión a tierra
esta mañana, y he encontrado a un an-
tiguo conocido a quien Magnus Troil
había dado el encargo de cuidar del en-
vío de provisiones, y vaciando entre los
dos una botella, le he sacado el gusano
de la nariz, y he averiguado lo que 08
he referido, y algo más.
- —¿Y quién es ese amigo? ¿Cómo s€
Mama?
——Es una cabeza sim tornillos ;. un
- viejo poeta; un músico llamado Hal-
CrO.
— ¡Halcro! — exclamó Cleveland
muy sorprendido—. ¡Claudio Halcro !
Pero, ¿no le desembarcaron en Inga-
ness con Minna y su hermana? ¿En
dónde están, pues?
—Esto es precisamente lo que no:
y acercándose nuevamente a Bunce, le
tomó la mano, y le dijo : :
—Necesito verla otra vez.
—-De muy buena gana.
-—Sí, quiero verla todavía una vez
más para renegar a sus plantas de este
maldito oficio, y expiar mis crímenes...
—En la horca — concluyó Bunce—.
Bien sabido es que hay poco trecho
desde la declaración hasta el suplicio.
—Pero, mi querido Bunce.
—Mi querido Bunce — repitió és-
te en el mismo tono— 3; VOS sois Muy
querido también del querido Bunce.
Pexyo haced lo que os plazca, no quie-
ro intervenir en vuestros asuntos, para
que no os enoje mi infamia.
—Hay que obrar con este bribón, co-
mo con un hijo mimado — dijo Cleve-
land hablando con Bunce, sin parecer
que le dirigía a él la palabra—; y, sin
- quiero deciros, porque observo cada embargo, tiene bastante entendimien-.
uno de vuestros movimientos, y el que to, reflexión y amistad para compren-
habéis hecho de sorpresa, hubiera pro- der que en una borrasca no es posible
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Panza A ias
- ducido en el teatro un gran efecto ; pe- medir las frases.
ro ya miráis con el anteojo el castillo ——Verdad es eso, Cleveland, y venga
de Stennis: pues allí están ellas, y esa mano. Veréis otra vez a vuestra
muy bien guardadas. Algunos amigos amada porque no quiero echar a perder
de la vieja bruja han venido de la mon- 'una escena de despedida. ¿Qué impor-
-—— tañía llamada la isla de Hoy, y el an- ta que perdamos una marea? Con la de
- tiguo señor castellano ha puesto a va- Mañana saldremos tan bien como con
rios hombres sobre las armas. ¿Pero la de hoy.
qué importa, noble capitán? Con una Cleveland suspiró, porque recordó la
sola palabra que me digáis, raptamos predicción de Norna ; pero la posibili-
esta noche a ambas doncellas, las po- dad de hablar por la última vez Con
- Memos en el entrepuente, al amanecer Minna, era una tentación muy fuerte
-—desplegamos velas, levantamos ancla, para que la pudiese resistir a pesar de
y nos ponemos en marcha. todos los vaticinios y predicciones.
Me enoja tu infamia — dijo Cle- —Voy a tierra un momento — dijo
veland volviéndole la espalda. -Bunce, pretextando el pago de las pro-
-——¡ Infame! ¡Y os enojo! ¿Qué os visiones—. Podéis darme un recado 0
he propuesto, pues, que no lo hayan carta para Minna, y estad seguro que
hecho mil veces aventureros arriesga- le daré ambas cosas tan hábilmente co-
dos como nosotros? po mo un gracioso de comedia.
No me hables más de eso — res- —Pero hay hombres armados — Te»
- pondió Cleveland. plicó Cleveland—, y puedes exponerte.
-—Dió luego una vuelta sobre cubierta, —No hay cuidado. He protegido a
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