Full text: Bandidos aristócratas

  
  
X 
EL AGENTE 
La primera intención de urego- 
rio fué ir hacia donde el agente se 
hallaba y entregarse a él, pero el 
mayor conoció, sin duda, aquella 
intención y cerrando la puerta por 
la que Gregorio había visto al 
agente, dijo: 
—Esta puerta da a la carretera. 
Salga usted por la otra, ya que se 
empeña en dar un paseo por el 
jardín... | 
No sabía Criteria sl Y mayor 
se había enterado de que en la 
puerta de su casa se hallaba un 
agente de policía esperando; y, por 
lo tanto, creyó conveniente decirlo 
sin ambages, exclamando: 
-—Es preciso que salga no por 
la puerta trasera precisamente, si- 
no por ésta qué está usted cerran- 
do. He cambiado de parecer. Aca- 
ba de llegar un automóvil con un 
agente de policía que viene buscán- 
dome. Como yo no tengo por qué 
substraerme a la acción de la justi- 
cia, he decidido ir al encuentro aer 
agente. De modo que... | 
El mayor no dejó terminar la 
frase a Gregorio. Empujóle hacia 
el jardín y cuando le tuvo fuera, 
mirando a todos lados como te- 
miendo la entrada del agente, dijo: 
—¿Van a detenerle a usted, Gre- 
gorio? Pero, ¿es posible? 
—-5S1, señor. 
—¡Oh! Yo debo salvarle. Aléjo 
usted todo temor. comprendo de 
qué se trata. Por lo visto, algún sas- 
tre gruñón o algún joyero indig- 
nado ha interesado su detención .« 
—No, nada de esto. - | 
-—Entonces. .. 
—£Se me acusa de asesino. 
— ¿Asesino usted? ¡Qué enormis 
dad! Un hombre como usted na 
puede pasar por tal afrenta, ¡Pues 
no faltaba más! Yo le salvaré, 
Gregorio, yo le salvaré.... 
Las palabras del mayor eran 
francamente cariñosas, pero Grex, 
 
	        
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