WALTER SCOTT" '
- ese mudo lenguaje de los signos que au-
menta el terror del misterio a lo que es
yá bastatile terrible. * 00
Las únicas palabras que Julián pudo
oír distintamente fueron éstas, pronunh-
- ciadas por el carcelero, o, como enton-
ces se le llamaba, por el capitán de la
prisión. :
—¿ Otro pájaro que hay que enjaular?
—¿Pues quién silbará aquello del
buen papa de Roma, tam bien como
cualquier estornino de vuestra pajare-
ra? — respondió el constable en tono
jocoso, con el que: probaba al mismo
tiempo que no olvidaba el respeto de-
bido a su superior. )
Las facciones brutales del alcaide
contrajéronse en un rictus que quiso ser
una sonrisa cuando oyó la observación
del constable ; pero recobrando, casi en
el acto, su sombría solemnidad, clavó
los ojos en el recién llegado ¡y A
ció con énfasis, aunque a media voz,
una sola palabra, pero muy expresiva ;
- —¡ Pagad el hospedaje!
- Julián Peveril había oído referir las
costumbres de semejantes lugares, y
había resuelto ajustarse a ellas, a fin
de obtener, si era posible, la gracia de
ver a su padre, gracia que confiaba ob-
tener más fácilmente satisfaciendo la
codicia del calabocero. ]
_—Estoy dispuesto—repuso con tran-
quilidad — a seguir las costumbres del
lugar en que tengo la desgracia de én-
contrarme ; decidme lo que exigís y 08
lo entregaré al punto. >
“ Dicho esto, sacó su bolsa de la faltri-
quera, congratulándose de háber guar-
dado una suma bastante considerable de
oro. El calabocero observó el volumérn
de la bolsa en todos sentidos, con son-
risa involuntaria ;; pero sólo un momen-
to agitó esta sonrisa su bigote y su la-
bio caído, pues recordó al purito los re-
glamentos, que, poniendo límites a la
-Fapacidad, le impedían caer sobre la vio-
tima como un milano. ' ' E
- —Hay varias tasas — repuso al fin;
- én tono dé mal húumor— ; tada cual ha-
¿e lo que le “parece bien': “sólo: pido lo
que me es debido” pero las atenciones
Mebén que pagórto, 00007 1
'“—Y las pagaré si es posible obtener-
las — repuso Peveril— ; pero, ¿el pre-.
cio, mi buen señor, el precio2 * " '
de ser colocado en la misma
sir Geoffrey. | Á
- —S1 sí — dijo el carcelero — no te=
Dijo esto con un acento
vo que no procuraba. disimular porque
veía que, hasta en la prisión, la bolsa le
daba. una influencia indirecta,
pero po=
derosa, sobre el, carcelero.
Efectivamente, éste parecía sufrir tal .
influencia, pues, mientras Julián habla,
ba, se quitaba casi involuntariamente
un viejo gorro forrado que le cubría la
cabeza ; pero sus dedos, en rebeldía da,
despreciatiz
*
haber tomado parte en un acto de de=.
ferencia tam poco ordinario, comenza»,
ron a indemnizarse escarbando su nuca
cubierta de cabellos grises, y aquel hom- |
brón murmuró con voz semejante- al!
ruido que produce un perro gruñenda
cuando ha cesado de ladrar contra un
Intruso
miedo :
—Hay varias tasas. La Pequeña-
Holgura cuesta una corona: es algo
obscura ; la alcantarilla pasa por deba=
jo, y a muchos les desagrada la compa-
ñía de rateros y ladrones que se alber=
gan allí. El lado del Señor vale una
pieza de oro, y los inquilinos son todos
criminales... ,
_——Decidme cuál es la tasa
rrumpió Peveril con sequedad. - j
-_—Tres piezas de oro. por el departa- .
mento del Caballero — respondió el go-
bernador de aquel Tártaro terrestre.
—'Tomad cinco, y colocadme con sir
Geoffrey — dijo Julián arrojando su di= -
nero sobre el escritorio del carcelero.
que demuestra que no tiene
| lo
vada, señor, y os la pagaré — intes
—¡ Con sir Geoffrey! ¡Hum!... —
exclamó el alcaide como si pensara en
lo que debía hacer—. ¡ Ah! ¿con sir
Geoffrey! No sois el primero que ha
read por verle, aunque no ha pagado
an génerosamente, pero también es
probable que seáis el último
(Ja, ja, ja!
- Julián no comprendió bien estas pa=
labras entrecortadas que termiñarom
con una carcajada algo parecida al tu=
- gido gozoso del tigre que devora su pre-
o.
dá que
sa, y le respondió renovando la,
ce
máis nada ; cumpliré mi palabra, pues
to que párece que conocéls lo que 'cón=
viene a vuestra situación J NE:
Jém Clink os llevará los darbies, *
Ms
que le vea.
a la mía.