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mo sigue el malo, ni aun para llegar a
un fin verdaderamente laudable. Tal es
él hombre por quien el corazón de la
mujer sería fiel mientras latiese, y a
quien quisiera acompañar en la tumba.
Hablaba con tanta energía, que sus
ejos brillaban con fulgor casi sobrena-
tural. 7 EA
—Os expresáis—dijo el duque—como
Ei vos tuvierais un corazón capaz de
experimentar los sentimientos de que
habláis con tanto calor. :
Sí — respondió Sara apoyando la
mano en el seno—, el corazón que late
aquí justificaría cuanto he dicho, siem-
pre, siempre. |
—Si estuviera en mi poder — dijo el
duque, a quien aquel ser extraordina-
rio comenzaba a interesar vivamente—,
si estuviera en mi poder obtener tanta
fidelidad, sabría recompensarla digna-
mente. :
-—Vuestra fortuna, vuestros títulos,
tvuestra fama de galantería, todo cuan-.
- to poseéis, serían muy poca cosa para
- merecer un afecto tan sincero.
- —Vamos, bella dama — objetó el du-
que algo molesto—, no seáis tan desde-
fosa. Si vuestro amor es oro puro, un
pobre diablo puede al menos ofreceros
plata en cambio. Lia cantidad podría
compensar la calidad. ps
- —Yo no vendo mi amor, milord, y
no tengo, por consecuenciá, necesidad
de la moneda que me ofrecéis.
-—¿Cómo me es posible saberlo? Es-
te es el reino de Pafos. Lo habéis inva-
- dido, ignoro con qué intención, aunque
"no creo se avenga con la crueldad que
-—afectáis. Vamos, vamos, que ojos tan
brillantes pueden lanzar relámpagos de
placer tan biem como de desprecio y
cólera. Sois “aquí un intruso en el do-
-minio de Cupido; os aprisionó en nom-
bre de este pequeño dios.
—No me toquéis, milord, no os acer-
-quéis,' si deseáis saber por qué me en-.
-——cueritro: aquí. Vuestra ¡Gracia puede
creersé un Salomón; pero yo no sOy una
reina llegada' de' apartados climas para.
lisónjear- vuestro órgullo.
1 Un reto, por Júpiter 1 — exclamó pr ig
AA cose gúrda. Llamó a $us criados en voz alta
| elo duque.
09 engañáls, 'milord.-Nó he venido.
aquí sin adoptar Tás precaticiones hete-
sárias para asegurar" mi retirada, - -- -
es hablar bravamente; pero
q
trar'a Sara,
Eso
nunca pondera tanto sus recursos el co-
mandante de una fortaleza como cuan-
do piensa en capitular. Ved cómo tomo.
la primera trinchera.
Habían estado separados hasta enton-
ces por una mesa larga y estrecha que,
colocada junto a la ventana de que he-
mos hablado, formaba una especie de
barrera entre la dama amenazada y el
atrevido caballero. El duque corrió la
mesa para apartarla ; pero en el mismo
momento la desconocida, que observa-
ba atentamente los movimientos del du-
que, desapareció por la ventana.
Buckingham lanzó un grito de sor=
dudando que la
presa y de horror, no
joven se había precipitado desde una al.
tura de catorce pies; pero, habiéndose
asomado en seguida a la ventana, vió
con gran admiración que la joven había
descendido a tierra con agilidad y sin
el menor contratiempo. :
El exterior de aquella gran casa e a
taba adornado con una multitud de es-
culturas que ofrecían esa mezcla de ar-
quitectura griega y gótica que caracte-
riza el siglo de Isabel y de sus suceso-
res ; y, aunque pareciera sorprendente,
aquellos ornamentos ofrecían a una crla-
tura tan ágil y ligera puntos de apoyo
suficientes para efectuar $u
hasta con precipitación.
descenso, :
“Ardiendo en curiosidad, e irritado con
el desaire qué acababa de experimen-
tar, el duque pensó al pronto seguir a
la joven por el mismo peligroso cami-
no, con cuyo propósito se encaramó s0-
bre el poyo de la ventana. Mientras
biiscaba con la vista un sitio donde co-
locar. después el pie con seguridad, sa-
-1ió del bosquete en que se había inter-
nado la desconocida, una voz dulcísima
qué cantaba una canción entonces Muy,
en boga, en la que se relataba la aven-
turá de un amante desesperado que que-
ría árrojarse desde lo alto de una roca.
menos de reírse,
gana, de la alu-
“No pudo el duque
aúnque' de muy mala
sión que en los versos se hacía a 8u:
dicula situación, y renunció a la em.
resá que era tan peligrosá como ab-
y, mientras venían, “vigiló com los ojos
el bosquecillo éh el'que había visto en-
fesistiéndose 4 creer que'