Full text: Peveril del pico

  
-. PEVERIL DEL PIgO. A 
field escribe una sátira, Cristián se la 
- Acompañado de los mismos cortesa- 
nos que le rodeaban, y seguido de Buc- 
kingham, en quien estaban fijas todas 
las miradas, Carlos II volvió al gabine- 
te en que había celebrado ya varias con- 
sultas aquella noche. Allí, cruzándose 
- de brazos y apoyándose en el respaldo 
de un sillón, comenzó a interrogar al 
duque. 
.—Hablemos francamente y respon- 
dedme con sinceridad, Buckingham— 
dijo el rey—. ¿Cuál era la diversión que 
mos habíais preparado ? 
-—Una mascarada, Sire; una peque- 
fa bailarina debía salir de la caja del 
violoncelo, y creo que a Vuestra Majes- 
tad le hubiera complacido ver sus ca- 
briolas. Venían también en la caja algu- 
nos fuegos artificiales chinos ; y, supo- 
niendo que la fiesta se celebraría en el 
salón de mármol, creí que se podían sa- 
car sin ocasionar la menor alarma y 
- que hubieran producido buen efecto a . 
e hparición de mi pequeña hechicera, 
2 quien hubiese envuelto en una atmós- 
«fera de fuego. Confío que no habrá ha- 
bido pelucas quemadas, damas espanta- 
- das, esperanzas de noble progenie muer- 
- —No hemos visto esos fuegos de ar- 
- tificio, milord. En cuanto a vuestra bal- 
-—Tarina, es la primera vez que oímos ha- 
lar de ella. Quien se ha presentado 
ha sido nuestro antiguo conocido Geof- 
_frey Hudson; la danza del hombreci- 
o ha pasado ya de moda. 
— Vuestra Majestad me sorprende 
con lo que dice, y le ruego que mande 
a buscar a Cristián, Eduardo Cristián, 
- que habita en una casa grande y vieja, 
en el Strand, cerca de la tienda de Sha- 
per, el armero. Por mi honor, Sire, le 
ce Libia encargado la preparación de esta , 
- broma, con tanta más razón cuanto la 
04 queña bailarina le pertenece. Si ha 
aho algo para deshonrarme o para 
perjudicar mi reputación, por Dios, que 
morirá en el palo. 
-——Es muy singular—dijo el rey—que 
ese picaro Cristián tenga siempre la 
“culpa de faltas ajenas. Desempeña el 
spel que se asigna a ese famoso per- 
onaje a quien se atribuye la causa de 
todos los accidentes y que se llama don 
Nadie. Cuando Chifflinch comete un 
yerro acusa a Cristián. Cuando Shef- 
ha corregido o arreglado. Es el alma 
condenada de todo lo malo que ocurre 
en mi corte, el que carga con las iniqui- 
dades de todos mis cortesanos ; pero so- 
bre todo, él es, en cuanto a los pecados 
de Buckingham, el responsable ordina- 
rio y regular. Estoy convencido de que 
Su Gracia confía en que Cristián sufri- 
rá, en este y en el otro- mundo, todos 
los castigos que el duque de Buckin- 
gham pueda merecer. : 
—Dispensadme, Sire —respondió el 
duque respetuosamente—, no abrigo la 
esperanza de ser colgado o condenado 
por procuración ; pero es evidente: que 
alguien se ha permitido modificar el 
proyecto que había concebido. Si he si- 
do acusado, solicito oír la acusación y, 
ser confrontado con mi acusador. 
—Es justo — aprobó Carlos— ; que 
tralgan a nuestro pequeño amigo. 
Retiraron una pantalla de chimenea, 
y el enano apareció al punto. 
—Ved al duque de Buckingham—le 
dijo el rey—, repetid ante él la historia 2 
que nos habéis contado. Decidle qué 
había en la caja del violoncelo antes de 
que se la hubiera desocupado para colo- 
caros a vos. No temáis a nadie y decid 
la verdad. 
—Vuestra Majestad me permitirá 
que le haga observar — repuso Hud- 
son—que no conozco el miedo. ! 
—$u cuerpo es demasiado pequeño 
para que quepa en él ese sentimiento— 
agregó Buckingham—. Pero, veamos, 
¡que hable! 
Antes de que Hudson hubiera con- 
cluído su historia, Buckingham le in- 
tarrumpió exclamando: 
—¿Será posible que Vuestra Majes- 
d haya sospechado de mí por la de- 
claración de esa desdichada variedad del 
género de los babuinos? 
-—¡ Lord desleal, os llamo al comba- 
te !—exclamó el hombrecillo exaspera- 
do al oírse tratar tan despreciativa- 
mente. : 
_—¿Lo oís? — preguntó el duque— 
¡El hombrecillo está completamente 
loco ! Reta al combate a un hombre que 
no necesitaría otra arma que un alfiler 
de rizar para atravesarle de parte a 
parte y que, de un puntapié, lo enviaría 
de Douvres a Calais, sin barca ni par 
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