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los torrentes 'de agua' caerán sin cesár en las entra:
fias del buque, pero el fuego crecerá siempre, por-
- Que ha prendido''en tuna armazón de madera y 'en
- ella está prisionero, aunque por fuera' la bañen' las
- aguas. Si 'el exterior es incombustible, el interior,
siempre seco y compuesto de' materias combusti-
bles, forma un medio perfectamente ro para
que el fuego crezca 'siempre.
Las ardientes llamas se dilatan con tapides: espar.
tosa; «invaden los camarotes; se extienden: por te-
chos y paredes, prenden en los palos de la arboladu: Me
ra, destruyen los puntales, devoran los corredores y
escaleras, trepan' por el 'puente, y la cubierta toda,
privada de punto de' apoyo, cae sobre la estiba, arras-
trando consigo'Ta' arboladura, las bombas, el casti-
llo: de proa, el puente, todo; “incluso los' hombres,
si no se apresuran a abandonar el humeante cásco;
Ya nada puede contener Ja destrucción: las im-
placables llamas, después de haber devorado todo el
contenido del buque, atacan los flacos, prenden en
las tablas que cubren el costillaje, abren, al fin, in-
mensas heridas, y el mar entra impetuoso por ellas.
_Entáblase entonces la última batalla entre el agua
y el fuego; las llamas tratan de defenderse ante la
invasión del elemento “enemigo, y “por último, el po-
bre buque, convertido en pavesas, se hunde para
siempre, pues poco tardan en desaparecer en los
abismos aquellos negros y requemados restos de la E
: Sy poco tiempo antes era esbelta y hermosa náye.
Tal debía ser lá suerte de la «Nueva Georgia», si Es
el azar no venía en' su ayuda. El fuego ya se había
- hecho dueño de casi todo 'el' buque. El hundimiento EE
final era cuestión de pocas horas. '
La tripulación, extenuada' por las fatigosas ' ma
niobras de las bombas, espantada de ver a colum-
- na de fuego que se' elevaba a lo más alto de la arbo-
_ladura, cegada por el humo que la asfixiaba,'no po:
día más. Para colmo de desgracia, comenzó a' abri
e sido “el tenior de que el puente; cuyas tablas esta-
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