148 PS : poe E. SALGAR A.
—¡Ah!—exclamó el capitán—. DO compren- q
do su trama infernal!... ¡Ese desalmado amaba a
mi hija! a
— ¿Están todavía los tigres en cubierta?—preg 'Un-
tó Ana.
—SÍ.
—¿No podéis bajar? de
—Estamos en la arboladura y nuestras armas es- |
tán descargadas. a
— ¿Arde aún la «Nueva Georgia»? o
. —Sí, todavía; pero... Ashor, repara; ¿no te pare-
ce que el humo ha disminuído?
—Sí, sí—confirmó el viejo. marino—. Ahora dis-
tingo perfectamente a dos hombres salvados en el
palo mayor, y antes los ocultaba el fuego. á z
— ¿Quiénes son?
—Fulton y Mariland.
—¡Qué suerte si se extinguiera el incendio!
—De todos modos, no podemos bajar—expresó el -
piloto—. Mientras los tigres estén en la cubierta
nadie podrá ira ella.
—Lo sé.
—¡Si lográsemos matarlos!..
—Nuestras armas están descargadas, Asthor.
—¡Una idea!—exclamó el piloto—. ¡Si pudiera
ayudarnos miss Ana! .. :
—¿Cómo? :
— ¡Miss! —gritó el piloto—. ¿Hay fusiles y muni-
ciones en ese camarote?
Algunos instantes después respondió la as
—Veo tres carabinas en el salón.
—Q¿Podrías cogerlas? ; e
— ¿Están todavía los tigres en la cubierta? AL
—Si—respondió el capitán. : A
— ¿Puedo intentar salir de este camarote?
El capitán dudó en responder. Si en el momento '
de salir la joven del camarote bajaba a popa un ti-
gre por la puerta que había dejado abierta Bill, ¿qué
sucedería a Ana? : :