194 : 5 A ADAN
—Paowang, con cien guerreros, se emboscará en-
tre aquellos macizos que se extienden hacia el Este;
su hermano, con otros tantos, ocultaráse en aquel
bosque de cocoteros que se extiende por el Oeste, y
nosotros elegiremos sitio detrás de aquellos grupos
de matas. Si los forzados intentaran subir la colína,
nos será fácil extender las tres bandas y alcanzarlos.
—Voy a dar las órdenes necesarias—dijo Collin—.
Aguardadme aquí. Luego bajaremos a través de aquel
bosque y nos situaremos ante; la colina. :
El teniente y Paowang bajaron de la eminencia y
el capitán permaneció en observación.
Media hora después, Collin estaba de vuelta, acom-
pañado de los marineros, que traían el cañón, y de
unos cincuenta guerreros de los más.valientes.
-—¿Han partido ya los otros?—preguntó el capitán.
—Dentro de pocos instantes estarán en su puso.
—contestó el teniente—. Bajemos, capitán.
- Siempre manteniéndose a cubierto por el espeso
follaje atravesaron la altura y, pasando a través de
los bosques, ganaron el llano y se emboscaron tras
unos inmensos bananos que formaban por sí solos
un pequeño bosque.
Asthor condujo el cañón a la altura y lo colocó
apuntando hacia la caverna; Collin dispuso sus gue-
rreros a derecha e izquierda, ocultándose todos tras
los troncos de los árboles.
Habían apenas terminado aquellos preparativos de
combate cuando se vió a los forzados interrumpir
bruscamente su trabajo, mirar alrededor con visible
- inquietud y huir precipitadamente hacia la caverna,
precedidos por Bill, que andaba con trabajo.
— ¡Truenos y rayos! —exclamó Asthor, que estaba
cargando el cañón—. ¡Nos han descubierto! ;
—Mejor—respondió Collin—. Ahora no se podrán
escapar.
ASÍ diciendo, disparó un tiro en recon a la
A aquella señal, gritos feroces se elevaron de to-
y