gh. ES JULIO VERNE
superior a la velocidad obtenida hasta ahora!... ¡Algo así co-
mo diez mil metros o sea dos leguas” y media por segundo!..
¡Casi la tercera parte de la velocidad con quesla Tierra recorre
su órbita!... ¿Será Sr A el PIE ¡Si su cañón no es-
talla al primer cañonazo!... ¡Y no estallará, porque está cons-.
-—truído con un metal cuya resistencia para la detonación es
casi infinita !... ¡El tunante conoce exactamente la situación
de France-Ville!... ¡Sin salir de su antro, asestará su cañón
- Con una precisión matemática, y, como. ha dicho, el obús irá
a caer en el centro mismo de la ciudad !... ¿Cómo prevenir a
- los infortunados habitantes?..
Marcelo no había. logrado: « cerrar los ojos, cuando reapare-
| ció la luz del día. Abandonó entonces el lecho, en el cual había
. estado echado durante todo aquel insomnio febril. ,
—¡Vaya! — se dijo—. ¡La próxima noche será... ¡Ese
verdugo, que quiere dai todo sufrimiento, esperará, sin
duda, a que el sueño, haciendo desaparecer en él su inquie-
- tud, se apodere de mí! ¡Y entonces!... ¿Qué muerte me re-
ad dePvarEd .: ¿Pensará matarme con una inhalación de ácido,
prúsico mientras duerma?... ¿Introducitá en mi habitación
-esé gas ácido carbónico de que: dispone a discreción?.... ¿No
lo empleará, más bien, en estado líquido, como lo introduce
- en sus obuses de vidrio, cuya súbita conversión -al estado ga-
-seoso produce un frío de cien grados), DA) día siguiente, en
mi lúgar, en lugar de este cuerpo vigoroso, bien constituído,
pleno de vida, sólo se encontrará una momia seca, helada, en-
durecida!... ¡Ah, el miserablé!.. . Pues bien; que se seque
mi corazón, si es preciso; que se “extinga mi vida en esa in-
soportable temperatura; pero.que mis amigos, que el doctor
Sarrasin y su familia, y Juana, ¡mi Juanita !, puedan ser sal-.
vados... Ahora bien; para eso, es preciso que el pe: -
¡Pues me escaparé !.. |
Al pronunciar esta dla frase, Marcelo, con un móvi-
miento instintivo, aunque debía creerse encerrado en su habi-
, tación, puso la mano en la cerradura de la puerta.
Con extrema sorpresa suya, la: puerta se abrió, y él pudo
Dóohd . como de costumbre, al ales por donde ordinaria-
mente se e paseaba.