Full text: El cuarto núm. 111

    
10 - : E EUGENIO HELTA! 4 
  
podría entrar. ¿Cuándo viene la muchacha a. lim- 3 
-piar? A mediodía..., por la tardo... Entonces Tor= 
zarían la puerta..:, quizá veinticuatro horas des 
pués, 0 más tarde... 
Muchas veces, no pudiendo cata 14 obácuri- 
dad, encendía la luz y contaba las rosas ajadas de 
la alfombra, alineadas en ejércitos inmensos €. in- 
calculables.. Miraba el armario de: pino, con su 
puerta cubierta por el espejo, tras el cual colga= : 
ban las corbatas de sedas multicolores, semejantes - 
a payasos ahorcados, y sobre los aparadores mis 
blancas camisas, como espectros sin cabeza ni ma- 
nos. Miraba la mesa, sobre la cual habré de escribir 
mi última carta, y acababa roncando sobre mi 
cama. ¡Oh, cama, cálida y glacial, muda y amena- 
zadora! ¿Cuándo me dormiré en ella para no volver 
a despertar? Empavorecido, me levanté 'sobre- 
saltado, encendí un cigarrillo, bebí. una copa de 
coñac, me puse algo de ropa y me precipité al pasi- 
llo para no ahogarme dentro de aquel horrible- 
cuarto. Durante horas y horas troté por el pa- 
sillo, y cuando vi una chinche ' rezagada, aquello 
me tranquilizó: era la vida que había en ella lo que 
me hacía regocijar. Hice planes, conté mi dine- - 
.. ¿Cuánto ha disminuido desde ayer?... - ¿Cuán- 
esa días me quedan todavía de vida? Y por la ma-- 
ñana me arrastré hasta mi cuarto, destrozado, he- 
- cho un trapo. 
- Comenzaba el hotel a dps entonces, Macias. | 
sonar las puertas, el ascensor chirriaba, diez tim= 
bres epa a un tiempo, on llenas 2 E 
    
mi:
	        
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