A po - EUGENIO MELTAL
mos me lo devolverán: También yo prefiero asta
solución. El empleado hace seña a un agente de
largos bigotes que está en el extremo del pasillo, y
cuyo pecho está cubierto de condecoraciones, Ba-
, jamos los tres:al automóvil, el agente se sienta jun- ES
to al chófer, el empleado rojo toma asiento a mi-
lado, sin-sombrero y con su ropa de trabajo. Mien-
tras marchamos, me ruega poder volver en “auto”
a la Comisaría, pues todos los momentos son pre-
- ciosos. Yo, naturalmente, se lo permito. Llegamos,
7 dije a Mabel que aquellos empleados de la Policía
“vienen en busca del otro. pendiente, Mabel-lo trae y
se lo entrego al: hombre rojo. Llamamos al chó-
fer y le digo lleve a: aquellos señores a la Comi-
- —saría, que los: espere: Y vuelva. a traerlos aquí. El
rojo se despide de mí, el agente saluda y se mar-
chan. Mabel y yo respiramos con más tranquilidad,
“yo me acuesto, pues ya he dicho que no había: dor-
mido. en toda la noche. Doy orden a mi secretario
de que me despierte a las Once, pues a. las-once y
media tengo que hacer en el Ministerio del Inte-.
rior. Duermo desde las ocho a las once, me despier-
tan, tomo un baño, me visto, y bajo. Mi “auto”
no está delante del hotel. Interrogo al Personal, el
-— “auto” no ha vuelto todavía. Tomo. un taxi, voy
al Ministerio del Interior, arreglo mis asuntos, vuel-
yO, y «el “auto” tampoco. está aún. A las doce y
- cuarto, el teléfono AUeha, el chófer me pregun-
> ta si debe esperar más tiempo. “Espere—le digo—=.
Pero de todos. modos pregunte en el despacho del
Jefe de Policía cuánto tiempo tendrá aún que es-