Full text: El cuarto núm. 111

A A AS A 
    
  
     
q00- a 00 EUGENIO. HELTAI 
  
—¿Desde cuándo conoce usted al señor Selfrid- - 
-ge?—pregunté, únicamente por decir algo. 
./.. —Desde ayer. Pero es un antiguo amigo de mi 
padre, de la época.en SE los. dos eran unos pra S 
diablos. 
—¿ Su padre ha sido pobre? 
Ella rió: j pea 
—Como todo verdadero na ¿No ha cido 
usted nunca contar su historia. , cómo se enrique- 
ció? Los periódicos la han publicado miles de ve- 
- ces. Haga usted. que se la cuente un día.. 
Quería ya pedirle a su padre y lo. hiciera, pero 
la detuve: 
No, nO..., a usted es a quien me gustaría, oírse. 
la contar... : 
—¡Oh! Yo... no sé contarla tan bien, 08 oficios 
que ensayó, las veces que ayunara, cómo vivió en- 
tre los indios y los buscadores de oro, que le rom- 
pieron todos sus dientes en un altercado. En aque- 
lla época tenía dinero y se hizo hacer unos dientes 
de oro, y, como era un hombre vanidoso, en cada 
diente hizo engarzar una piedra preciosa... El fué 
quien inventó esa moda, y se sentía muy satisfecho 
de ello. Cuando le terminaron la dentadura se ha- 
-bía quedado sin un cuarto, y entonces se exhibió: 
fué el hombre de los dientes de brillantes...; me * 
asombra que no haya usted oído nunca hablar de 
eso. Con aquellas exhibiciones ganó muchísimo di- : 
nero; después emprendió nuevos negocios; viajó 
por Africa y las islas del Océano Pacífico, sedu- 
ciendo en todas partes a los indígenas y arrebatán- 
  
  
 
	        
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