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nunciado a su plan y a su: dinero y me hacía mar-
char porque tenía miedo por Vera. No volvería a -
Budapest, la llevaría a otra parte, ignoro dónde,
la llevaría lejos de mí, y me arrebataría la vida.
Temblaba mientras descendía las escaleras... Pre-,
cisamente Vera subía. La, entregué rápidaménte la
CrUL + | “4
—Guárdala... guárdala... como recuerdo...
La rechazó con un movimiento. Dejé suavemen-
te el estuche en su mano.
- —¡Guárdala! No digo más, únicamente que te
amo, que eres la primera y la única en mi vida.
- Te amo, y pase lo que pase, a través del tiempo y
del espacio, te amaré...
¿Sintió el horror de la separación bajo la. tris- OS
teza de la declaración de amor? ¿Comprendió que
un moribundo se despedía de ella para siempre?
Sus ojos llenáronse de lágrimas, se colgó de mi
cuello y me besó sollozando. ¡En la escalera, “por ,
- donde hombres y mujeres iban y venían, por don-
de los mozos del hotel corrían de un lado para
otro! ¡En la escalera, como la camarera a su sol-
dado! ¡Oh, tristes amores! |
Después escapó corriendo.
Á
o RAE