Full text: El testamento de Grano de Sal (Bd. 3)

que le acompañaba:—¿es por casualidad, vuestro 
testigo ? . : 
—8í, señor, Nica 
—¡Un leñador! : 
—Se toma lo que se encuentra, señor mío—dijo 
á su vez y con acento burlón el tiznado. 
Después se fué derecho al marino que estaba 
sorprendido. > 
—Perdonad, caballero—le dijo.—¿ Sois, por ven- 
tura. el señor Roger de Bellecombe, teniente de 
navío ? 
¿stremecióse éste al oir aquella voz, y trató de 
reconocer aquel rostro cubierto de hollín. 
- —¿Me conocéis ?—preguntó. 
—SÍ. 
—¡Ah! 
—¡¿Recordáis la noche del «trece de Marzo»? 
El marino ahogó un grito. 
—¿Qué queréis de mí?—preguntó con repentina 
inquietud. 
—Vais á saberlo. 2 
Y el tiznado con hollín se llevó á un extremo 
del claro, al oficial, como para arreglar con él. 
las condiciones del duelo. a 
El marino parecía haberse metamorfoseado sú- 
bitamente por el acento de aquella voz. que le 
recordaba la misteriosa fecha del «trece de Marzo». 
Todo en su persona revelaba una profunda in- 
quietud, y aquel hombre, que era animoso y leal, 
parecía poseído de un terror supersticioso. 
—¿ Recordáis pues la noche del trece de Marzo? 
—le preguntó el hombre tiznado. 
- —Si—contestó el marino bajando la cabeza. 
—¿ Y por consiguiente estaréis dispuesto á cum- 
plir vuestro juramento? 
—SÍ. Do 
- —Pensad que jurásteis obedecer á quien os re- 
cordara esta frase. : 
—Obedeceré. E 
- ——Entonces, escuchad. : a : 
-— Inclinóse el desconocido al oído del marino, que 
  
 
	        
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