Full text: La casa de locos (Bd. 4)

  
   
  
  
  
  
  
   
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inflexible; había visto cara a cara la muerte y 
ésta no le había querido; ¡estaba salvado! 
Si fingía dormir lo hacía porque desde que vol- 
Vía su razón recobraba su espíritu, su lucidez, 
y de aquella manera se aislaba y podía meditar a 
sus anchas y analizar los acontecimientos con ri- 
—gurosa atención. o : 
El primer nombre que se habría escapado de ' 
sus labios, si estos articularan algún sonido, fue- 
ra el de Rocambole; pero la imagen de su terri- 
ble enemigo, de aquel hombre cuya existencia ha- 
bía negado en un principio, burlándose de los te- 
mores de “Timoleón, se presentó a él tal cual lo 
había visto la última vez. - : | 
No tuvo necesidad de hacer grandes esfuerzos 
de imaginación para adivinar lo que había pa- 
sado y lo que iba a suceder. Libre y teniendo 
zen su poder a Magdalena, había debido Rocam-. 
_bole volver a Lifrou para salvar a Vanda, si era 
aún tiempo, y creyó indudable que mientras él, 
tendido en el trineo del príncipe Maropulof, su 
salvador se dirigía hacia el Norte, Magdalena 
. se hallaba en el camino de Francia y se le esca- 
 paba. o E ES pS 
, Era, sin embargo, de aquellos hombres que 
toman muy pronto una decisión en las situaciones 
extremas que para él no eran desesperadas. 
En medio de mi desastre cuento con una ven- 
taja: la de que Rocambole me cree muerto—se. 
dijo, —y para mí no se trata más que de una cosa: 
de volver a Francia y comenzar otra vez la lu- 
- Y mientras que meditaba de esta manera, se- 
guía el príncipe Maropulof la conversación em-- 
pezada. A y se O 
- —Señores—decía el príncipe, —el conde de Ku- 
róf es uno de los hombres de más agradable 
   
  
  
   
   
   
     
  
   
   
   
   
    
    
	        
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