es un . pequeño recuerdo de señora condesa,
que: le ruega no rechace.
A de “acepto, y tus servicios también—dijo
IA o :
El Emado se sonrió de una manera enigmática,
e Ivan subió al droski sin sospechar ni remota-
unit que la venganza implacable de la condesa
Wasilika Waressenof iba a ya en su compa-.
ñía. ]
XIV
Viajó Ivan not y día, sin más compañía que
la del ayuda de cámara que le enviara la ASCEZOA
- Wasilika.
. Era el criado un hombre kalale de origen,
: que no se alabó en vano de hablar bastante bien
casi todas las" lenguas europeas, y habiendo via=
jado mucho realmente, sabía de antemano que
en tal o cual país los medios de comunicación
eran difíciles, los hoteles cómodos Y sus dueños
más o menos tratables.
Ivan quería viajar sin detenerse, porque tenía.
- mucha prisa, y aceptó sin muchos miramientos
la cartera y la carta de crédito que la opulenta
condesa Wasilika le mandara, y para ir más de -
prisa sembró de rublos su camino; tanta era el -
' ansia que tenía de llegar.
Aparte de esto, la posesión del paskporte que
llevaba no'le tranquilizaba más que a medias.
- Decíase que si el conde de Potenief se enteraba
de su fuga, podría quizá obtener una autoriza-
- Ción para que le detuviesen en la frontera. Ivan
_ era joven y alegre, comía y bebía en todas
las paradas y fumaba los excelentes cigarros que
AOS contado en el fondo del pls :