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Si, señor. E
—¿Y me dirás en dónde encontraré ía cartera?
—Lo que es en cuanto á eso, si señor.
El jefe de Seguridad se acercó á la casa y, lla-
mó á la puerta.
Esta no se abrió. :
Llamó otra vez y en el interior se percibleron
ruidos y murmullos, pero la puerta siguió cerrada.
—¡Abrid en nombre de la: ley!—repitió el jefe
de Seguridad. ] j
Los mohosos goznes noi rechinaron.
—¡Vamos! ¡A echarme abajo esa puerta!—orde-
nó el jefe.
Y Timoleón, encarándose con el señor de Mor-
lux, le dijo con voz alegre: j |
—¡Lo que es esta vez cayó Rocambols en el
garlito! |
1
Retrocedamos un poco. :
El de la Gorra verde, es «decir, el cochero que,
gracias á Noel halló un asilo en «casa de Rigolo
el enterrador, volvió 4 Montmartre á la caída de
la tarde.
A medida que se acercaba á la casa iba en au-
mento la emoción que «el antiguo galeote experi-
mentaba, porque temía hallar á la mujer de Rigolo
en libertad y al matrimonio llorando tristemente,
así que fué muy grande su asombro al encontrar
la llave colocada en la puerta y el cuarto vacío.
Rigolo no había vuelto: aún. - |
Era, sin embargo, de noche y aquella mañana
había debido enterarse de la muerte de su hijo.
La mujer de Rigolo había cumplido la pena y
hacía cuarenta y ocho horas que estaba en libertad,
y á menos que no hubiese obtenido permiso pa-