Full text: El círculo de la muerte (Bd. 4)

  
164 - LOS PARDAILLAN 
no tenía la menor duda posible. Como ya se 
ha visto, los favoritos del duque de Anjou 
se preparaban para trabar la pelea y en cuanto 
a los guardias no esperaban más que una 
orden de su jefe para empezar el ataque. La 
tregua originada por la llegada del caballero, 
no duró más que unos diez segundos. El ca- 
pitán impuso con un gesto silencio a los fa- 
voritos y dirigiéndose a los dos Pardaillán, 
les dijo: 
—Señiores. Oidme bien en nombre del Rey. 
¿Os rendís? 
—No—dijo fríamente el caballero. 
—¿Os rebeláis, pues? 
—SÍ. , 
—¡Pues adelante! Guardias, apoderáos de 
esos dos hombres! 
Los guardias por un lado y los favoritos por 
otro se precipitaron espada en mano sobre el 
caballero, al cual era preciso coger o matar 
antes de poder llegar al viejo. El joven com- 
prendió que había llegado la lucha final y 
dirigió su último pensamiento a Luisa. 
En el momento en que el ataque era más fu- 
furioso y definitivo quiso repetir la maniobra 
que llevó a cabo con feliz éxito. Reunió, pues, 
las riendas y dió un golpe terrible en los 
flancos del animal, pero el caballo en vez 
de encabritarse, dejó escapar un doloroso que- 
jido y cayó arrodillado. 
—¡Maldición! —rugió el caballero y saltando 
ágilmente se encontró de pie y espada en ma- 
no, pero cercado por una quincena de ca- 
ballos. 
¿Qué había sucedido? Desde la primera 
intervención del caballero, uno de los asaltan- 
tes echó pie a tierra empuñando una de aque-
	        
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