FAUSTA LA DIABOLICA 185
que se hallaba y perdida la esperanza de evadir-
se, cualquiera, en su lugar habría elegido una
“muerte rápida; pero sí temía absorber alguna
substancia que, sin matarlo, lo redujese a la im-
potencia y que luego se viera sometido a una tor-
tura cruel que sólo después de mucho tiempo
acabara con su vida. id
- Pero en Pardaillan quedaba un sentimiento que
le hacía desear la vida y era que, habiendo acep-
_tado una misión de confianza del rey Enrique de
¡¿Navarra, no tenía derecho a morir antes de haber
“cumplido su deber. :
- Esto era el motivo de que el caballero optase
por la muerte lenta de hambre, porque mientras
le quedaro un soplo de vida, podía abrigar la es-
- peranza de recobrar la libertad y con ella la posi-
bilidad de cumplir su deber.
Y hay que tener en cuenta que, para condenar-
se a sí mismo al hambre, en medio de la abundan-..
cia en que se hallaba, era preciso tener una fuer-
za de voluntad y una sangre fría espantosas y
casi sobrehumanas. Aa A
- Debemos añadir, también, que, en realidad, no
contaba mucho con el auxilio que pudiera pres-
tarle el Chico, pero se decía que la promesa de
-— éste era una carta en su favor y, por lo tanto, una
probabilidad de salir con bien de la situación en
que se hallaba. Por esta razón habíase resuelto a
“no comer hasta pasados los tres días del en que
recibió el aviso del Chico y también porque si éste.
no daba señales de vida pasado el plazo indica-
do, se vería en la necesidad de reponer algo, sus
fuerzas, con objeto de estlr dispuesto para apro-
-vechar cualquier ocasión favorable que se le pre-
OEA he do | EE
- Cuando los fariseos hubieron logrado que
- Pardaillan se sentara en la mesa, dijéronse que
habían conseguido lo más difícil y que aquel |
e
llo