Full text: La venganza (Bd. 2)

  
   
La travesía del mar Caribe se realizó sin inci- 
dente alguno, pues el mar se sostenía tranquilo 
constantemente, y en la noche del día décimocuarto 
desde que la escuadra había zarpado de las Tor- 
tugas, avistó el Corsario la punta de Paraguana, 
señalada por un pequeño faro destinado a advertir 
a los navegantes la boca del pequeño golfo. ”- 
— ¡Por fin! —exclamó el filibustero, cuyos ojos 
relucieron animados por una luz sombría—. ¡Qui- 
zá mañana ya no se contará entre los vivos el 
asesino de mis hermanos! 
Llamó a Morgan, que subía entonces a cubierta 
para hacer su cuarto de guardia, y le dijo: 
—El Olonés ha mandado que esta noche no se 
encienda a bordo luz alguna. Es preciso que los 
españoles no adviertan la presencia de la escuadra, 
o, de lo contrario, mañana no encontraremos una 
sola piastra en toda la ciudad. 
—¿Nos detenemos en la entrada del golfo? 
—No: la escuadra avanzará hacia la boca del 
lago, y al amanecer caeremos de improviso sobre 
Maracaibo. 
—¿Nuestra gente bajará a tierra? 
—Sí, juntamente con los bucaneros del Olonés. 
Mientras la flota bombardea los fuertes del lado 
del mar (1), nosotros acometeremos por la parte 
de tierra, con objeto de impedir que huya el go- 
bernador hacia Gibraltar. Que estén dispuestas 
las chalupas de desembarco y armadas con bom- 
bardas. ; 
— ¡Está bien, señor! 
—Además —añadió el Corsario—, yo estaré tam- 
bién en el puente; bajo ahora a la cámara a ce- 
ñirme la coraza de combate. 
(1) No existían en Maracaibo, población casi in- 
significante entonces. (N. del T.) : 
   
12 
  
   
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.