Full text: Tomo primero (Bd. 1)

  
LOS BANDIDOS DEL RIF 
moros, uno de ellos tiene-la piel blanca, los ojos azules 
y la barba y el pelo rubios. : E 
—¿Van a entrar en la cueva? 
—¿Tiemblas por Zamora? 
—La gitana está armada con un buen fusil y no es 
fácil de asustar. Si es preciso luchará contra los ban- 
didos del Rif junto a Janko, que después de todo, siem- 
pre se ha mostrado valiente. ; 
—¿Oyes? Disparan desde dentro de la cueva. 
—SÍ, ya oigo—contestó Carmelo que hacía desespe- 
rados esfuerzos para pasar la cabeza por el da sin 
conseguirlo—. Y nosotros aquí impotentes, mientras 
debajo de nosotros, a unos cuantos metros, está luchan 
do la hija de la reina más hermosa que tuvieron los gi- 
tanos. ¿Por qué estas lavas no tomarán su antigua es- 
tabilidad? No, no es posible que tengamos que morir 
de esta manera, medio destrozados, tostados por el sol, 
sedientos, asaltados quizá por los halcones sin poderlos 
rechazar. : 
| —¿Eres tú ahora,, Carmelo, quien se desespera ? 
—No, aún no. 
—En la cueva siguen haciendo fuego. 
—Ya lo oigo, Pedro. : S 
Entretanto el sol' alzábase radiante, esparciendo por 
encima de] mar millones de lentejuelas de oro. Con. el de 
sol habíase desencadenado ¡un viento repentino, quiza 
- de breve duración, que seguía lanze ando contra clds ros 
cas olas inmensas. : 
El barco, que hasta entonces había resistido, se ida 
AS rápidamente. Las olas arrancábanle tablas 
a -157 Ju 
 
	        
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