LOS BANDIDOS DEL RIF
- simas, de modo que pueden descubrirse desde gran dis-
tancia.
Siempre tienen una palmera y una higuera que les da
— sombra y una fuente para proporcionar agua al encarga-
do de vigilar la sepultura del santón ; encargado que :
suele ser siempre un loco, y por lo mismo también san-
to, según la creencia de los marroquíes. _
La cuba de la Bruja de los Vientos, no podía confun-
dirse con otra, porque a corta distancia se alzaba un
minarete de algunos metros de altura que el tiempo, «al
a gún rayo o cualquier otra causa había medio destruído.
-¿—=A esto se llama tener suerte—murmuró Janko—.
Nunca me había imaginado estar tan cerca de mi vie-
ja protectora.
Regresó lentamente hacia da encina, donde llos estu-
“diantes seguían tocando, con gran gusto de Zamora.
—Enfundad los instrumentos—dijo a Carmelo y 2
Pedro con voz que casi parecía de mando. E
- El primero alzó la cabeza y le miró fijamente, mientras
el segundo empezaba un bolero furioso.
—¿Lo ordenas?—preguntó Carmelo.
—¿Estamos a punto de encontrar el talismán ?
—Esto es un asunto que os atañe a vosotros y no a
-mi—contestó Janko bruscamente—. Venía a deciros que
he encontrado la cuba de Siza-Baba.
¿Y qué?—preguntó Carmelo siempre tranquilo, ha=
E ciendo una seña a Pedro. para que interrumpiera la má
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0 —Que Siza- Baba, es la Bruja de los Vientos tenida
yo ERA por todos los bandidos de estos montes. :
: nas quién es ella?
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