Grajo. He aquí el nombre de un pájaro exótico llamado a perdu-
uN HA
PO
rar entre nosotros por su desagradable hedor, en mucho
semejante al que despide buen golpe de individuos de es-
tirpe africana.
Antes del descubrimiento de las Indias Occidentales,
llamaban los españoles sobaquina a dicha pestilencia :
« No sale sino del sudor de los heroes, de la sobaguina
de los mosqueteros. »
GRACIÁN. El Criticón, 3. 12.
Es (el almizcle) confortativo del corazón aplicado por de
fuera, y bebido clarifica la vista, encubre la sobaquina y el
pestilente olor de la boca.
LAGUNA. Dioscórides, 1. 20.
A los cien años y pico de acaecida tan asombrosa inven-
ción, es a saber, cuando ya se había importado del Africa
ecuatorial buen rato de esclavos, encontramos a la soba-
quina del negro con habitico nuevo (que ya debía de Ser
moneda corriente en la monarquía del funesto Felipe 1V)
por estos versos conocida :
Iban los dos de las manos
Como pudieran dos cuervos,
Otros dicen, como grajos,
Porque a grajos van oliendo.
QueveDo. Boda de negros.
Góngora, sin embargo, aunque coevo del gran señor de
la Torre de Juan Abad, se expresó de otro modo al des-
cribir el acto de abrazar a una negra :
Abrazóla sobacada *
Y no de clavos malucos.
En nombre de la azucena
Desmentidora del tufo,
Siendo aforismo aguileño,
Que matar basta a un difunto,
Cualquier olor de costado
O sea morcillo o rucio ?.
Al estoraque de Congo *
Volvamos, Dios en ayuso,
A la que cuatro de a ocho,
Argentaron el pantuflo *.
Pivamo y Tisbe, 38.
- Oliente a sabaquina.
- De gente blanca o gente negra.
ML o badhina:
. Cuatro pesos antiguos de los que sólo tenían ocho reales es uno.