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de 4.000 folios, del que forman parte importanto las causas
incoadas en Cádiz por el Juzgado de Guerra y Comisión Re-
gia ó Subdelegación de policía, y el proceso militar seguido
en San Fernando por la Marina, que al fin llamó á sí todas
las causas, y sentenció condignamente á los reos.
Las demás piezas son referentes á las causas formadas en
Cádiz, Vigo, Pontevedra y la Coruña, á los cómplices y en -
cubridores de los piratas, entre los que figuraban algunas
personas constituidas en autoridad, empleados de aduanas,
comerciantes y dos Cónsules de una nación cercana.
- De estas últimas piezas hago en lo posible caso omiso en
mi trabajo, por naturales consideraciones á los descendientes
de aquéllos, que en manera alguna son responsables de las
faltas de sus antecesores, y no hay, por consiguiente, el de -
recho de sacar sús apellidos á plaza, cuando los referidos de-
litos no resultan absolutamente probados para algunos.
Mi trabajo, pues, lo cireunscribo á los piratas, y cuando
la necesidad me obliga á citar alguno de los presuntos cóm-
_plices, lo hago sólo por iniciales.
- De tan importantes sucesos, que llegaron en su tiempo á
conmover la opinión de España y aun la de Europa, apenas
hay nada escrito, como no sean algunas incompletas narra-
ciones publicadas en varios periódicos hace cincuenta Ó se-
a senta años. También hay una novela titulada el Milano de
los mares, en que, con la fantasía propia de esta clase de
obras, se describen las piraterias del Defensor de Pedro, sin
- que el lector pueda apreciar en muchos casos las fronteras
que deben separar la realidad de la fábula.
Esta causa, que figura entre las más célebres del mundo
enel presente siglo, bien merece, á mi juicio, ser conocida
con todos los caracteres de exactitud y formalidad por la
- Marina y aun por el pais entero, pues además de los hechos