DEL DEFENSOR DE PEDRO 249
conmigo. Las personas que entonces ví eran las mismas
que componían la tripulación del buque perdido.
Andrew Beyerman, llamado de nuevo, dijo:
Acompañé á los Sres. Terry y Ramón Sánchez y al últi-
mo testigo á la Carraca, hoy hace cinco semanas. AMí víá
ciertos individuos que estaban aa Entre ellos reconocí
á ocho de los piratas, es decir, á los que vinieron á bordo del
Morning-Star, y á dos á quien ví á bordo del Defensor de
Pedro cuando pasó junto al Morning-Star. El Sr. Terry se-
ñaló á la tripulación del barco perdido, y entre ellos reconoci
á las ocho personas, de unas diez y seis que me señalaron.
Los Sres. Wilkinson y Bushby, también estaban conmigo.
Reconocí particularmente á Nicolás Fernández, Saint-Cyr
Barbazán, Guillermo Teto, Francisco Goubín, Federico Leren-
dú y Domingo Antonio. A Nicolás Fernández lo reconocÍ como
el hombre que cogió la daga. A los otros los reconocÍ por ha-
berlos visto cuando el buque pasaba: uno un viejo y.el otro un
negro; en el momento de pasar el buque, el negro estaba sen-
tado de tal modo, que se me quedó impreso en la memoria.
Interrogado por el Tribunal:
- No tengo la menor duda de que el preso es el hombre que
dirigía el Defensor de Pedro, y nos llamó de la proa de su
buque. No vacilo un instante en jurarlo, por su estatura y
actitud, y todo lo que pude ver de él. No ví sus facciones,
porque estaban ocultas por la bocina. Ví al preso por seguó=
da vez en la popa del buque cuando los dos buques se erú-.
zaron tan de cerca, que observé al negro. Entonces era cuan-
do tenía la bocina en la boca. De mis observaciones en estas
dos ocasiones, juro que es él. Los buques estaban cuarenta
yardas separados el uno del otro cuando pasaron. |
Interrogado por el preso:
P. Ensu declaración ante el Magistrado en ósta, poco
después que fuí prendido, dijo V. que no podía jurar que
yo era. ¿Cómo puede V. jurarlo ahora, después que he es-
tado tantos meses preso y he perdido tantas car nes?
0 a [o que es V., no por su cara y carnes, sino por su
Altura y figura.