- EL MONSERRATE.
Bien que donde la brava Lijerea
Con Hazen, con Medoro y con Audalla,
Con Guido, Olindo y Telamon pelea,
Diferente de aquí va la batalla;
Que aunque no llega al fin que ella desea,
Rompe dichosa la cristiana malla,
Entrando el escuadron á viva fuerza:
Amor la anima, amor su brazo esfuerza.
Ni menos donde el fuerte Abenagonte,
Organte, Zeit, Abenzoar, Hamida,
Con Anselmo y Ricardo y con Oronte
Combaten, van los moros de vencida;
Antes si por Florante y por Almonte
No fuera aquella parte socorrida,
Por ella hubiera al campo fiel hallado
Dichosa entrada el fuerte moro osado,
Que allí un robusto moro combatia
Con infernal furor, saña y braveza,
Que el fuerte Abdeluzema se decia
Por su maravillosa fortaleza;
A quien Almonte el campo defendia
Con singular valor, brio y destreza,
Aunque de Rodomonte y Cloridano
Guardado estaba de una y otra mano.
Y allí el famoso tirador de arco,
Robusto cuanto diestro y arrogante,
Cuñado de Ceilan, llamado Zarco,
De nacion turco, en fuerzas un gigante,
Mató al suave músico Aristarco,
Griego en linaje de la fértil Zante,
Cuya voz, que á la lira concertaba,
“Las almas suspendia y encantaba,