282 EL MONSERRATE.
Pues como en estos ejercicios varios
Su pensamiento el Conde divirtiese,
Y de los más gustosos y ordinarios
El de la caza de los montes fuese;
Llevando de aparatos necesarios
Cuanto en la caza desear pudiese, -
A Monserrate, como dije, un dia
Llegó,.para cazar, de montería.
Y habiendo prevenido mil senderos
Con cautelosos lazos y paranzas,
Y puestos los solícitos monteros
En encubiertos puestos y asechanzas;
Con los diestros lebreles y rastreros
Buscando de las fieras la estanzas,
Hallaron una en una angosta cueva,
En todo á todos admirable y. nueva.
Forma de hombre tenia, bien mirada
La extraña fiera, en lo que ser podia
Con atencion y discrecion juzgada,
e Aunque en la tierra á cuatro piés yacía;
Le De un vello espeso y largo cobijada
] Con gran monstruosidad la piel tenia,
Que, revuelto, encrespado y descompuesta,
Hacia fiero el cuerpo y bravo el gesto.
Espantados los perros, aullando,
Sin abocar la fiera se quedaron;
Confusos los monteros, recelando,
Calados los venablos, se pararon:
Y pláticos la fiera rodeando,
Al conde y caballeros convocaron,
Con furor esparciendo por el viento
Con los sonantes cuernos el aliento,