EL MONSERRATE.
Todo encendido en el divino ejemplo
De aquella pecadora tan gran santa,
Quiere ver el sepulcro, cueva y templo
Donde ella hizo penitencia tanta:
Para allá parte, y dice: «Si contemplo
Lo que un contrito espíritu levanta
La penitencia y oracion contina,
Ellas repararán mi gran rúina.
»Si en vos, dichosa Magdalena, miro
El primer nombre deslústrado y feo,
Y el segundo lustroso y lindo admiro,
Que ser trocado en penitencia veo;
Con justa causa á penitencia aspiro,
Con gran razon la busco y la deseo,
Animado, anque indigno y miserable,
Con vuestro santo ejemplo memorable.
»Aquel santo Señor por mi enclavado
En alta cruz delante á vuestros ojos;
Aquel que vistes vos resucitado
Lleno de mil trofeos y despojos,
Siendo de mí como de vos amado,
El reparo será de mis enojos:
En él espero yo con vuestro ejemplo,
Aunque inmérito tanto me contemplo.»
Diciendo así, el andar apresuraba
El contrito animado penitente,
Cuando ya el sol del todo se encerraba
En el mar de las Indias de Occidente,
Y de la parte donde él iba, estaba
En medio del camino justamente;
Cuando con grave horror oyó un gemido
Cerca de sí, lloroso y dolorido,