. EL MONSERRATE.
No feroces caballos saltadores
Tiran el carro con soberbia huella;
No muestran ruedas y armas los rumores
Ir levantando á la más alta estrella;
No trofeos de humanos vencedores
Hacen la pompa más vistosa y bella;
Y no cautivos hombres esforzados
Van al divino carro encadenados.
Mansos corderos sosegadamente
Con paso humilde el santo carro tiran;
Suave són parece que se siente,
Con que los ojos al oido admiran:
Los trofeos del brazo omnipotente
Son tales, que á rendir el mundo aspiran,
Y los aprisionados, prisioneros
Del hombre, son los enemigos fieros,
Cinco eran éstos en disforme traje:
Uno desnudo, en todo extremo feo;
Otro adornado de humanal linaje,
Con varias formas de pomposo arreo;
Otro revuelto en femenil ropaje,
Todo manando sensual recreo;
Otro en forma de bestia torpe y bruta;
Otro de huesos armadura enjuta.
Estos en sus prisiones diamantinas
Vienen detrás al sacro carro atados;
Otras figuras raras y divinas
Ornan las anchas ruedas y los lados:
Cuatro bultos están en las esquinas
Con majestad altísima asentados,
: Que son hombre, leon, águila y toro;
La fe es cochero en rico asiento de oro,