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Holgaría decir que el Perú acogió con singular agrado la -
mediación del presidente 'americano, y que por su parte Chile
OPuso sus reservas que por otra parte se traducian muy claras E
en los. editoriales de la prensa .santiaguina que manifestaban
ño ser aceptable la mediación para el arreglo final de la cues-
tión Tacna y Arica, porque éste debería llevarse a cabo entre
Chile y el Perú sin ninguna intervención.
Por lo que respecta a Bolivia, ya veremos cómo la media-
ción del Presidente Wilson, y otras opiniones de este ilustre
Mandatario en favor de las naciones oprimidas, alimentaron
Esperanzas en un arreglo justiciero de sus cuestiones con Chile,
Y concretamente de sus derechos y aspiraciones para volver
al mar. se
El señor Barros Borgoño, llevado a la dirección de los
Tégocios diplomáticos de su patria, como en el caso del lla-
Mamiento de un médico eminente para hacerse cargo de un
Enfermo grave, expidió por primera providencia una extensa
ranjeras explicando la actitud de
Circular a las cancillerías €
su país frente al conflicto con-el Perú, y aprovechando esta
Circunst tancia para manifestar que la conducta de Chile, durante
la guerra mundial fué de estricta E “sin que pudiese
Cquipararse a la adhesión platónica del Perú a la causa de los
pretendiese e sus disidencias
-Altados para que éste
el Pje 1
Con Chile, a las grandes proyecciones que han de ocupar a.
OS estadistas aliados en la solución de los problemas creados
Por la gue
ra y que sólo afectan a los países combatientes”.
Otra de las medidas tomadas por el señor Barros Borgoño, -
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ué la de enviar a La Paz, una embajada de primera. clase
Presidida por el reputado estadista don Emilio Bello Codecido,
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Y de la que formaban parte como primer secretario el conocido