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“Hallándose este Tratado conforme con las ins-
trucciones dadas a los Plenipotenciarios nombrados al
efecto, lo ratifico solemnemente en todas sus partes,
quedando encargado mi Secretario General de hacerlo
observar, imprimir y publicar”.
“Dado en el Cuartel General de Paucarpata, a 17
de noviembre de 1837”.
ANDRÉS SANTA-CRUZ.
Manuel de la Cruz Menvez.
Secretario General.
“Este tratado, dice el coronel Santa Cruz, constituye una
de las mayores glorias de Bolivia y del Perú, por haber sido
impuesto al ejército chileno, comandado por el general Manuel
Blanco Encalada, revestido de plenos poderes de su gobierno,
después de una espléndida victoria ganada sin efusión de san-
Ste y por pura estrategia y en la que el general Santa Cruz de-
Mostró generosidad sin límites, comparable a la del general Su-
Cre después de la victoria de Ayacucho. Pero en Paucarpata,
Agrega, el enemigo era chileno y en Ayacucho era el hidalgo
“Cspañol”.
Vencida y disuelta en Yungay la confederación perú-bo-
liviana y recogida Bolivia a sus posesiones del Alto Perú, tuvo
Que hacer frente desde el año 1842 a una serie ininterrumpida
de apoderamientos de su litoral por parte de Chile. Bolivia -
alarmada y sabedora de que su audaz vecina pretendía agran-
darse por el norte, adjudicando a su soberanía, por una simple
ley, la provincia de Atacama, que no figuraba dentro de los
limites fijados por su Constitución Política del Estado, recurrió