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LA CIUDAD ANARQUISTA AMERICANA 115
rencias sobre ciencias, filosofía, arte u otro
tema interesante.
Cuando no había quien hiciese uso de la
palabra los presentes se sentaban a las me-
sas de lectura o formaban animados corrillos
en los que el inventor explicaba, con abun-
dancia de detalles, la importancia de su des-
eubrimiento: el físico sobre el alcance de
sus experimentos de laboratorio o el resul-
tado de sus investigaciones científicas; el
poeta declamaba su última inspiración; el au-
tor teatral hablaba del próximo estreno; el
filósofo, sobre el porvenir de las asociacio-
nes humanas; el literato leía un capítulo del
nuevo libro en preparación, =tc., buscando
todos ellos interesar “al auditorio con sus
esfuerzos intelectuales, para decidir algunos
de los oyentes a colaborar con ellos en la
realización material de su idea o de su obra.
ES
Reunámonos ahora con el Antiguo, al que
dejamos caminando por la 'Vía de la Abun-
dancia en dirección a la plaza de la Anar-
quía.
Llegado a laj diagonal de la Amistad, el
inventor del Vibraliber paróse un instante
preocupado por una, idea. que le había ve-
nido súbitamente. Ya que se hallaba en la
sección de los depósitos, quería averiguar si