Sonata de Primavera 189
lo acaecido durante aquel día con serena y
firme reflexión. Quería resolver, quería de-
cidir, y extraviábase mi pensamiento, y mi
voluntad desaparecía, y todo esfuerzo era
vano.
¡Fueron horas de tortura indefinible! Rá-
4 fagas de una insensata violencia agitaban
“mi alma. Con el vértigo de los abismos me
“atraían aquellas acechanzas misteriosas, ut-
didas contra mí en la sombra perfumada de
los grandes salones. Luchaba inútilmente
por dominar mi orgullo y convencerme que
era más altivo y más gallardo abandonar
aquella misma noche, en medio de la tor= "1
menta, el Palacio Gaetani. Advertíame
presa de una desusada agitación, y al mismo
tiempo comprendía que mo era dueño de
vencerla, y que todas aquellas larvas que