Sonata de Primavera 191
audacia, de violencia, surgían al mismo
tiempo, quién sabe de qué profundidades,
- alzábanse dentro de mí, y relampagueaban
sobre los abismos del alma: De pronto, igual
que el viento en las tormentas, experimen-
taba súbitas calmas llenas de ansiedad y de
sorpresa, de espanto y de angustia, como si
-mi alma atravesase las soledades de un de-
4 sierto. Eran entonces mis pensamientos se-
mejantes á gatos monteses: se recogían para
- darme un nuevo asalto, y mi corazón en la
- espera tenía golpes y sobresaltos imprevis-
A tos, y mi espíritu parecía despertarse como
si saliese de un sueño y luchaba para no
mo $ volver á sumergirse en aquella dolorosa
E inconsciencia.
> A pesar de la lluvia, abrí la ventana. Ne-
«cesitaba respirar el aire fresco de lá noche.