NARNIA
Cuando volvi al palacio hallé 4 María
Rosario en la puerta de la capilla repar-
tiendo limosnas entre una corte de mendi-
“gos que alargaban las manos escuálidas
bajo los rotos mantos. María Rosario era
una figura ideal que me hizo recordar aque-
Jlas santas hijas de príncipes y de reyes,
doncellas de soberana hermosura, que con
sus manos delicadas curaban á los lepro-